capítulo 11

76 7 0
                                    


Me despierto y ya hay luz sol golpeando las cortinas. Me desespero al no saber qué hora es y sacudo a Renzo hasta que gruñe despertándose.

—¿Qué pasa?

—Decime la hora. –digo sin aliento.

Él parece darse cuenta también ya que rápidamente se estira y agarra su celular para prenderlo. Me relajo cuando de reojo puedo ver que son casi las seis de la mañana.

Pero de todas formas sé que no puedo quedarme acá más tiempo porque Alex debe estar a punto de llegar, así que ya debería cruzarme a su cama.

—Me voy a su cuarto. –digo, y él me mira.

—¿Por?

—¿Por? –pregunto irónica. —No debe estar muy lejos y no quiero que me vea desnuda en la cama de su hermano.

Las comisuras de su boca se estiran y me regala una mirada maliciosa y recién despierta. Se me hace el chico más lindo que vi en la vida, y eso que vi varios...

—Decile que tenías miedo y no podías dormir...

Le pego en el brazo y él se ríe. Me levanto y agarro mi camiseta del piso para ponérmela. Encuentro mi tanga debajo de la cama y también me la pongo. Mientras tanto Renzo se acomoda boca arriba en la cama y me mira mientras me visto.

Y yo vuelvo a mirarlo cuando más o menos voy cubierta. No sé qué decirle porque creo que durante la noche expresé muy bien lo que sentía mientras lo tenía adentro después de tanto haberlo deseado.

—Me voy. –digo.

Él no dice nada cuando me doy la vuelta y abro la puerta. Después de cerrar me cruzo a la habitación de Alex, busco uno de sus shorts de fútbol en el cajón y meto en su cama.

Me quedo mirando el techo, con la respiración agitada después de haberme movido tan rápido. Me siento sucia en esta cama ahora que hice lo que hice. Pero antes de empezar a sobre pensar la situación, mi celular vibra y lo agarro.

Una sonrisa se estira en mi cara cuando veo que es un mensaje de Renzo, desde la otra habitación.

Renzo: Pensando seriamente en ir yo ahí...

Yo: Ni lo sueñes.

Renzo: Entonces me vuelvo a dormir a ver si con suerte lo sueño.

Estoy a punto de salir del chat cuando otro mensaje aparece abajo, el cual termina de cortarme el aliento:

Renzo: Y por si mi hermano nunca te lo dijo, sos un 10 en el tema.

Mis ojos se abren sorprendidos y lo único que puedo hacer es soltar una risa baja, todavía incrédula ante lo que acabo de leer. Borro esos mensajes y vuelvo a dejar el celular en la mesita antes de darme la vuelta y taparme hasta la cabeza para tratar de dormir un poco.

               ═══════ ≫ ♡ ≪ ════════

Intento girarme en la cama y gruño adolorida. No hay un centímetro del cuerpo que no me duela. Es como cuando se empieza el gimnasio y al día siguiente no podés ni pararte. Escucho un ruido y después viene el siguiente golpe de realidad:

—¡Buen día, dormilona! ¿Te levantás?

Miro hacia la puerta cuando Alex me habla. Está ahí, mirándome mientras todavía sigue vestido como se fue a bailar anoche. Por un segundo, olvido lo que yo hice anoche con su hermano y se lo digo:

—Si, pero me duele el cuerpo.

—¿En serio? –pregunta entrando. Se me acerca y me pone una mano en la frente. —¿No tendrás dengue, no? Fiebre no tenés... ¿Querés que le diga a mi mamá que te compre algo en la farmacia?

Peligrosa Tentación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora