Nico observaba la puerta de la Casa Grande con una mezcla de resentimiento y amargura mientras la cruzaba. A pesar de que Hermes había ido a buscarlo, sólo había decidido acudir al campamento en el último momento. Iba a conocer a la niña que parecía ser capaz de comunicarse con su primo desaparecida, pero detestaba estar allí. Los semidioses más jóvenes lo miraban sorprendidos a su paso, y eso sólo avivaba su odio por un lugar que, para él, había dejado de sentirse como un hogar.
—Nico. —Quirón lo saludó con calidez, asintiendo ligeramente—. ¿Cómo has estado?
Nico devolvió el gesto con seriedad mientras entraba en la sala, sabiendo que el centauro en silla de ruedas lo seguiría. Se acomodó en uno de los sillones, con el cuerpo rígido, escuchando el crujido de las ruedas sobre la madera. Miró alrededor, notando que la habitación se veía exactamente igual que hacía cuarenta años.
—No tuve el valor de cambiarla. —Quirón suspiró con melancolía, negando con la cabeza—. Quería que cuando él volviera, todo estuviera como lo dejó.
Una pesadez familiar se instaló en el estómago de Nico, el mismo peso que siempre sentía cuando este tema surgía. Dirigió su mirada a la ventana, tratando de desconectarse de la conversación, cerrando los ojos en un intento de olvidar cómo, en esa misma sala, alguna vez había habido risas y calidez, mucho antes de la tragedia. Cuando todos estaban juntos, a pesar del peso de la guerra, siempre habían encontrado un rayo de luz, un refugio.
Hasta que todo se rompió.
El nombre de aquel que desapareció se había vuelto tabú, un doloroso recordatorio para quienes lo conocieron: los semidioses que él protegió, los dioses que compartieron con él, su propia familia mortal. Nadie osaba pronunciar su nombre, que con el tiempo fue olvidado, mientras que la madre que los protegía era reverenciada como una deidad sin nombre.
Por eso Nico albergaba resentimiento. ¿Cómo se atrevían? ¿Así pagaban al dios que luchó tantos años por ellos? Jóvenes llenos de vida y felicidad, una felicidad que Nico ya no poseía. Una vida que Percy no pudo continuar.
El crujido de la puerta al abrirse de golpe rompió sus pensamientos. Su espalda se enderezó y sintió el poder de las sombras activarse. Clavó la mirada en la entrada, para luego paralizarse al ver una mata de rizos rubios adornada con un hermoso lirio.
El lirio de él.
—¡Quirón! —La niña trotó hasta ellos, disculpándose con el centauro—. Estaba hablando con Tobías. Perdón por llegar tarde.
Entonces, ella lo notó. Por un breve instante, sus ojos se nublaron, un movimiento tan rápido que un mortal no habría percibido, pero Nico, siendo un dios, lo vio. La chica no apartaba la mirada mientras se sentaba.
—No te preocupes, Pilar. —Quirón le sonrió con cierta tensión—. Te presento a Nico. Seguramente has escuchado de él.
—El dios de las almas perdidas, Nikrotheros. —comentó ella, como si recitara un texto—. Qué nombre tan ridículo...
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❝ Always an Angel. ❞ - - ̗̀๑❪ Percy Jackson
Fantasía𝐀𝐋𝐖𝐀𝐘𝐒 𝐀𝐍 𝐀𝐍𝐆𝐄𝐋 | ❛Madre te pido que me protejas, y yo prometo darte tu ansiada libertad❜ Pilar, descendiente de Apolo, habitante del campamento Mestizo, fue encomendada con la misión de hallar las perlas de la unión. Los dioses, en un...