Trás ver el reflejo del espejo, el reloj de mi pecho enloqueció. Mis ojos se tornaron de color azul electrónico.
Volví a tener el presagio que tuve en la Ceremonia de Bienvenida. El gran espejo de Infratierra que llevaba al Mundo espejo estaba teñido de rojo y en el estaba la silueta que ví aquella vez, pero más cerca, deseoso de poder salir de ahí.
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— ¿________....? — Me habló Bridget al ver que estaba en shock.
Lentamente cerré el espejo y lo devolví en su lugar. Las cosas en el futuro estaban empeorando.
— ¡Ay no ________! Sabía que ese espejo causaría muchos problemas. ¡Estás muy pálido! — Exclamó Bridget.
No dije nada pero sabía que era cierto. Estaba aterrado por aquél presagio y por el futuro que le depararía a Auradon si eso se llegará a cumplir.
— Espérame, creo que tengo algo para ayudarte a asimilar lo que viste.
Rápidamente fue a su tocador en busca de algo, realmente no le estaba prestando mucha atención, solo me había limitado a sentarme en una silla que ella tenía cerca.
No tuve que esperar mucho pues Bridget se acercó a mi con algo en sus manos.
— Hace rato había preparado unos cupcakes de plumas de flamenco pero Uliana me los terminó tirando todos.... Lo que no tomo en cuenta, es que yo había apartado uno para mí....
Me puso un pastelito de color rosa en mis manos, el cuál ya estaba más que a medio comer.
— Se que no es mucho y que quizás ya no tenga el efecto mágico que le transmitían las plumas de flamenco. Pero me preocupa verte en ese estado. — Terminó de decir la versión joven de mi tía.
Fue ahí cuando me digne a verla. En sus ojos pude ver reflejada su preocupación.
Solté un suspiro y con mis poderes hice que el pedazo de pastelito volviera a ser un delicioso cupcake como si ella nunca lo hubiese comido, lo que hizo que su cara de preocupación pasará a ser de asombro.
— Wow.... ¿C-Como hiciste eso?.
— Magia. — Respondí mientras trataba de sonreír, aunque mi sonrisa parecía más a una mueca y obviamente ella pareció notarlo.
— Vamos, dale una mordida. Eso te hará sentir mucho mejor. — Me alentó al ver que solo me limitaba a ver el cupcake.
A lo que yo negué mientras se lo devolvía. — No es necesario, ya estoy mejor, solo necesitaba tranquilizarme. Es todo.
Ahora Bridget era quien tenía una mueca en su rostro. No le convencía mi respuesta pero de la nada volvió a sonreír, comenzando a cantar.
