La leyenda de Eryndor

Capitulo 11: El verdadero significado del liderazgo

A medida que los aldeanos se dispersaban, Alaric permaneció en la larga sala, sus pensamientos pesados con los acontecimientos que acababan de ocurrir. El recuerdo de la entidad sombría, la oscuridad que casi lo había consumido, persistía como un regusto amargo. Había visto sus miedos más profundos puestos al descubierto: la muerte de sus padres, la pérdida de Thane y el aplastante peso de la responsabilidad que amenazaba con abrumarlo.

Pero en medio de la oscuridad, algo había cambiado dentro de Alaric. Se había enfrentado a las sombras y había salido más fuerte, no porque las hubiera derrotado solo, sino porque no había estado solo. La realización se estableció sobre él como una capa reconfortante: el liderazgo no se trataba de asumir la carga solo; se trataba de compartir esa carga con los demás, confiando en su fuerza, así como en la suya.

Eldrin se acercó, su expresión tan reflexiva como la de Alaric. "Lo hiciste bien, Alaric", dijo, poniendo una mano tranquilizadora en el hombro del joven elfo. "Has demostrado un gran coraje allá atrás".

Alaric asintió lentamente, con la mirada distante. "No fui solo yo. Todos nos enfrentamos a la oscuridad juntos. Creo que... Creo que eso es lo que marcó la diferencia".

Eldrin sonrió, una expresión rara que suavizaba sus rasgos generalmente severos. "Estás empezando a entender lo que realmente significa liderar. No se trata solo de valentía o fuerza; se trata de saber cuándo confiar en los demás, cuándo confiar en los que te rodean. Un líder no se define por lo mucho que puede soportar solo, sino por la forma en que levanta a los demás a su lado".

Alaric reflexionó sobre las palabras de Eldrin, sintiendo un profundo sentido de la verdad en ellas. Siempre había admirado a Thane por su fuerza y sabiduría, pero tal vez fue la capacidad de Thane para unir a otros, para inspirar lealtad y confianza, lo que lo había convertido en el gran líder que era. Alaric se dio cuenta de que este era el camino que tenía que seguir si iba a llevar a Eryndor a la victoria.

Mientras hablaban, Selene se unió a ellos, su comportamiento compuesto habitual teñido con un toque de cansancio. "El mayor tenía razón", dijo en voz baja. "Puede que la oscuridad se haya retirado por ahora, pero está lejos de ser derrotada. Tenemos que prepararnos para lo que está por venir".

Alaric miró a Selene, viendo en ella la misma resolución que sentía creciendo dentro de sí mismo. "Tienes razón", respondió. "Pero esta vez, estaremos listos. Reuniremos a nuestros aliados, forjaremos nuevos vínculos y fortaleceremos los que ya tenemos. Juntos, nos enfrentaremos a la oscuridad".

Roderic, que había estado escuchando desde una corta distancia, se adelantó, su expresión generalmente jovial fue reemplazada por una de seriedad. "Estás empezando a sonar como un verdadero líder, Alaric", dijo con un toque de orgullo. "Pero no olvides que el liderazgo también significa tomar las decisiones difíciles, las que pesan mucho en el corazón".

Alaric se reunió con la mirada de Roderic, entendiendo el mensaje tácito. El camino por delante no sería fácil. Habría sacrificios, decisiones difíciles que podrían significar la diferencia entre la victoria y la derrota. Pero mientras miraba a sus compañeros, sabía que no tendría que enfrentarse a esas decisiones solo. Estarían a su lado, al igual como lo habían hecho en el reino de las sombras.

Los cuatro salieron del pasillo y salieron, donde el pueblo ya estaba lleno de actividad. La noticia del éxito del ritual se había extendido rápidamente, y los aldeanos estaban ocupados preparándose para la siguiente fase de su viaje. Alaric observó cómo se movían con un sentido de propósito, su miedo moderado por una nueva esperanza.