Primogénito

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Mi hijo estaba en su cuna al cuidado de la doncella, pero mi esposa no estaba por ningún lugar del camarote. Regrese hasta la cuna y me dedique a observar como siempre el semblante tranquilo de mi querido Itachi. Nunca me había puesto a pensar en cuanto podría querer ser padre, hasta que conoci a Sakura. Pero aún al inició de ese momento no pensaba del todo claro, solo era por molestarla y para mi sorpresa había dicho que llevaría a mis herederos en sus entrañas. Causando una sensación de calidez y desasosiego por no referirse como hijos.

Cuando me fui, aún siendo consciente de todas las noches que habíamos compartido juntos, toda la intimidad, las muchas veces que había terminado dentro de ella. No me imagine que ya podría estar embarazada. Cuando regrese y pase por el momento más desafiante de mi vida, al escucharle decirme que ya no sería mi mujer y solo sería mi esposa de título, tampoco pensé en el tema. Aún y cuando al entregarnos había notado algunas diferencias: un poco más de peso, pechos más grandes y jugosos, el como respondía aún con mayor facilidad y pasión a mis toques. Pero en el frenesí de tenerle para mí, lo deje pasar por alto. Pensé que tal vez me había extrañado tanto como yo a ella y que me fallaba un poco la memoria al recordar los tamaños.

Después del suceso aterrador de casi perderla a manos de mis propios errores. Enterarme de nuestro hijo, había sido demasiado para mí. Me sentía culpable por no estar con ella los primeros meses, por no cuidarla y mimarla por darme un hijo, fruto de nuestro amor. Y cuando nació Itachi, no cabía en mi de la emoción, eran dos ahora las personas por las que yo tenia que vivir de una manera mejor y digna a comparación a todo lo que había sido antes.

Para mi suerte Sakura, amaba viajar en barco, al terminar la temporada, me pidió que la llevara al caribe sin importarle sus 5 meses de embarazó. Nuestro hijo nació en la casa en la que Sakura nació a finales de noviembre. Ni siquiera había pensado en lo aliviado que me hacia sentir que mi esposa quisiera viajar en barco cada cierto tiempo.

Luego volvimos a Londres para la temporada de este año y para presentar a nuestro primogénito a los pocos amigos que teníamos. Para nadie fue una sorpresa que le pusieramos Itachi y que fuera idéntico a mi. Mi padre aunque seguía manteniendo un relación distante y difícil, parecía derretirse por él pequeño Uchiha.

Era sorprendente la cantidad de excusas que podía dar, para pasarse por mi casa a diario para pasar la tarde en compañía de mi hijo, lo mucho que parecía ahora apreciar a Sakura y la cantidad de ideas que le cruzaban la mente para tratar de limar las muchísimas perezas que teníamos y aún manteníamos. Con él aplica el dicho: "Puedes ser un mal padre, pero nunca un mal abuelo".

Me apresure para llegar a cubierta y buscar a la causante de la dicha en mi vida, pero los destellos de cabellos rosas no estaban a la vista.

-Por acá- me grito Juugo.

Había regresado para ser parte de ni pequeña tripulación para viajes a las plantaciones de mi suegro. Él Señor Haruno con el tiempo, había aprendido que el lugar de su hija estaba a mi lado. Que ahora nadie podía hacerle un desdén o se la verían conmigo, y ama a nuestro Itachi también.

Y aunque ahora no estábamos viajando idilicamente a hacerle visita al Señor Haruno. Si pasaríamos a verle un par de días mientras juntabamos provisiones para nuestro viaje de búsqueda. No era lo más correcto llevar a mi hijo a un viaje como este, pero Sakura es terca y me tiene prohibido alejarme más de tres semanas de ellos.

Cuando le di mi palabra a Naruto de que ayudaría a la Señora Mei en su búsqueda de un tesoro que ni siquiera estamos seguros de que existe. Tuve primero que hablarlo con Sakura, fue divertido negociar, por que se encontraba tan celosa de pensar que fuera solo con Mei en una búsqueda tan larga. Que rive que recurrir a mantenerla en la cama, convenciéndola a base de mi polla dentro de ella.

Pero al final la negociación solo quedo en que tenía que llevarla a ella y a Itachi o no iría. Por suerte para mí, el viaje se aplazo unos meses y Naruto y Mei se casaron. Para Sakura fue mucho más aceptable que hiciéramos la expedición ahora que también Naruto asistía. Y no había sido nada fácil para mi este último mes, aguantando a Naruto ser tan cortes con mi esposa, se habían hecho muy buenos amigos los dos, incluso mi valiente esposa le había enseñado a mejorar su puntería con pistola al idiota del Lord de Uzumaki. Y este a su vez, le había enseñado a jugar...

Que era justo lo que Sakura estaba haciendo en este momento, jugar al poker con Mei, Naruto, Juugo y otros dos marineros de los que no recordaba el nombre.

-Gane- gritó mi esposa poniendo un 10, J, Q, K y un As de diamantes.

-No es justo Sakura, nos haz acabado de nuevo- menciono triste Mei.

-Que bien que se acabo el juego- Sakura se sobresalto al escucharme.

De seguro estaba absorta en el juego y no me escucho llegar.

-Vamos Sakura- dije sin mediar más palabras.

-Aguafiestas- susurro mi esposa.

Y pude a todos echarse a reír, aunque ninguno se molesto en dirigirme la palabra. No me molestaba que Sakura jugara para matar el tiempo, pero me fastidiaba un poco en el ego, que prefiriera jugar a pasarse el rato conmigo.

 
Sasuke estaba molesto, casi podía verlo echar humo, por lo que me iba a tocar contentarlo. Aún tenia tiempo antes de que Itachi despertará para pedir su leche de media noche, por lo que podria aprovechar el tiempo, junto a mi pirata.

Cuando entre al camarote, mi doncella hizo una reverencia innecesaria y salió dejándonos solos. En cuanto Matsuri dejo cerrada la puerta, empecé a despojarme de toda mi ropa, total no me iba a hacer falta. Sasuke me daba la espalda, sirviéndose un poco de Brandy, solo llevaba una camisa, odiaba que anduviera por ahí sin nada, con la presencia de Mei y las otras pocas doncellas. Mi esposo, era solo para mí y no quería que nadie pudiera disfrutar de ver los perfectos músculos de mi esposo.

Me pegue a él justo antes de que diera la vuelta, dejándole sentir mis pezones endurecidos de anticipación.

-Mi lady- dijo con voz ronca.

- Estaba buscando a un pirata- susurré -¿Cree que pueda encontrarlo? - me calle unos segundos pero cuando no me conteste proseguí - Creo que es tiempo de que practique para darme un hijo nuevo en mi seno... extraño mucho sentir una polla llenando mi cuerpo- gemí.

Sasuke se dio la vuelta, para tomarme de forma salvaje por las nalgas y cargándome para dejarme caer sobre su escritorio unos segundos después.

-La noche es larga mi Lady, espero este preparada para cumplir con su rol de esposa- dijo.

Para después abrir mis piernas y enterrarse en mí con apremió...

RE II: Placeres robados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora