Capítulo 1: Gafas

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Son terminó de alistarse mientras  acomodaba su corbata y arreglaba su cabello viéndose en el espejo, era su primer día de trabajo.

Unas semanas antes lo habían llamado para presentar su entrevista y comenzar, claro, sin olvidar que le habían asignado el puesto de un profesor suplente. Cómo fuera de cualquier manera era trabajo, y con gusto lo recibía, más si se trataba de cuidar a pequeñines. Realmente tenía una buena relación con los niños pequeños, eran unos angelitos en todos los sentidos.

Salió del apartamento dirigiéndose en su auto al pequeño jardín que no quedaba muy lejos, le demoraba unos quince minutos en llegar. Tenía muchísimas expectativas, era un jardín bastante conocido en la provincia, pero realmente lo que más le importaba era interactuar con los niños.

Divago un poco más en sus pensamientos y cuando llegó, entró encontrándose con varios padres dejando a los niños, y con algunos profesores que llegaban a la par de él. Era un ambiente bonito y especial. Su pecho se estrujó cuando vió algunos llorar por la ausencia de sus padres al irse, el primer día siempre era un pequeño drama.

Aún recordaba el recorrido inicial, así que haciendo memoria pudo llegar a la pequeña sala donde se encontraban varios de sus compañeros. Saludo a todos para después buscar su mesa, se encontraba al lado de un alto tatuado.

—Che, ¿sos el nuevo profesor suplente? —preguntó el hombre—. Perdoname, no te saludé. Soy Enzo Fernández, ¿vos? —el contrario irradiaba felicidad, una sonrisa bastante sincera se pronunció.

—Son Heungmin, mucho gusto.

Se dieron la mano en modo de saludo, le agradaba el hombre. Todos los demás se presentaron mientras las conversaciones se daban naturalmente entre ellos, parecían ser bastante amables.

Cada uno observó los papeles que se encontraban en su escritorio, algunos ya sabían que grupo les tocaba, Son se colocó sus lentes y se quedó leyendo una última vez, le habían asignado un grupo de doce pequeños.  El timbre sonó y todos salieron de la sala dirigiéndose cada uno a dónde correspondía, Son les siguió el paso y dio al menos unos veinte pasos para encontrarse con el aula.

El apuro de algunos se escuchó, y cuando visualizo el salón completo, rió al ver cómo todos se encontraban sentados concentrados en él. Se obligó a acercarse a su escritorio mientras dejaba sus cosas en él y acomodaba sus lentes para comenzar la clase.

—Buenos días —saludó de forma alegre sonriendo y escuchó como todos respondieron al unísono, las pequeñas risas se escuchaba de fondo—. Cómo pueden notar, soy su nuevo profesor, me llamo Son Heungmin, pero me pueden decir Son.

Mientras tanto en un pequeño puesto en la fila del medio, Valentino ponía toda su atención en el nuevo hombre. Parecía ser muy alegre y auténtico, las gafas de animalitos le daban su toque. Las dinámicas no dudaron en aparecer para que el hombre pudiera conocer los nombres de todos. Los demás se presentaron, y cuando llegó su turno se levantó emocionado.

—Me llamo Valentino Romero, me gusta el fútbol —todo constaba de dar a conocer su nombre y algo que les gustara—. Y también sus gafas de animalitos profe —las risas suaves de algunos de sus compañeros se escucharon y el también rió.

Son lo vió con ternura agradeciendo para después pasar a su otro alumno, Valentino parecía ser bastante energético y directo, no le importaba dar una opinión al aire. Después de que todos se presentaran, la clase comenzó introduciendo algunos temas de repaso mientras hacía garabatos según una de sus compañeras, para él, obras de arte.

El hombre revisó todos y cada uno de los dibujos hechos por sus alumnos, algunos eran sus familias, otros mascotas, y hasta atardeceres, le asombraba que sus alumnos realmente pudieran captar con tanta fluidez los colores del cielo. Cada hoja que revisaba tenía un sello de carita feliz, todos celebraban por ello, significaba que lo habían hecho bien.

El timbre sonó por segunda vez, era hora del receso. Cada uno de ellos sacó su lonchera para salir jugando con sus amigos, menos Valentino quien se dirigió directo a Son.

—Profe, ¿de donde sos? —Valentino realmente no había podido sacar la duda de su pequeña cabeza.

—¿De dónde soy? —el hombre soltó una risa leve—. Del sur Valentino, por allí —le señaló hacía un punto fijo, el menor lo miró desconcertado.

—No entiendo —pronunció en un susurro el menor.

—Soy más específicamente de Corea, muy lejos de aquí Valentino —intentó explicarse.

—¿Entonces cómo llegó aquí?

—Una historia muy larga Valentino —el contrario abrió su pequeño yogur y tomó un poco—. Después te la contaré, ahora ve a jugar con los demás —el menor convencido se marchó dónde sus compañeros, mientras que Son salió del aula para ir a comer.

El tiempo había pasado más rápido de lo que pensaba, el tercer timbre se había escuchado en todo el lugar. Regresó dónde sus alumnos y las clases siguieron una por una. No tuvo ningún problema con ninguno, todos eran bastantes calmados y respetuosos entre si.

A la salida acompañó a un pequeño grupo mientras sus padres llegaban por ellos, parecían bastante interesados en él gracias a su nacionalidad distinta. Valentino estuvo hablando con él un rato, hasta que observó como un hombre moreno, alto y tatuado llegó.

—¡Pa! —el pequeño exclamó yendo rápidamente para treparse a los brazos de su padre mientras Son observaba el momento.

—Campeón —los brazos del hombre envolvieron al pequeño—. ¿Cómo te fue hoy? —preguntó besando la mejilla de su hijo.

Valentino sin más contó algunos detalles, no sin dejar pasar a Son entre ellos.

—Pa, él es Son, mi nuevo profe —lo señaló mientras el contrario lo veía—. Y tiene gafas de animalitos.

—Mucho gusto, soy Cristian Romero, el padre de Valentino —se dió la mano con el tatuado tal y como lo había hecho con Enzo.

—Un gusto, Son Heungmin —dijo con una sonrisa separando su mano—. Soy el nuevo profesor de su hijo, me dedico a darle una buena formación a él y a otros nenes.

—Perdoname, ¿sos del sur? —la voz del contrario estaba llena de intriga, realmente nunca había visto un profesor extranjero.

—Oh, sí.

—Che, nunca había visto algo así, me alegro que te haya salido trabajo aquí, nuestra cultura es bastante amplia —le dedicó una sonrisa y Valentino le siguió el paso. De tal padre tal hijo, eran bastante parecidos—. Bueno, un gusto Son, que tengas un buen día.

Valentino bajo de los brazos de su padre y se limitó a despedirse del contrario con un gesto de mano.

—Chau profe —dijo el menor volteandose para alejarse con su padre.

Cristian Romero.

Y aquel nombre resonó en su cabeza de nuevo.

Bueno, aparecí de la nada con un nuevo ff, es q si no lo hago después se me olvida 🧍🏻‍♀️
Esto ni sé cuántos capítulos va a tener, solo sé que es entretenido escribirlo, amo. Ni idea si alguien lea esto, pero si sí es así, ps gracias por leer y eso, espero les guste, y si hay algún error de ortografía también agradecería que me dijeran, chauuu

Gafas | Cutison Donde viven las historias. Descúbrelo ahora