Capítulo 5: Casa

131 21 1
                                    

Cuando llegó al lugar se sentó en su silla la cual le correspondía, el estrés quería dominar su cuerpo. Su auto a último momento se había averiado y había tenido que caminar. No era realmente malo el caminar, mas bien lo malo era el hecho de que en el momento no tenía el dinero suficiente para pagar el mecánico.

Organizó algunas cosas antes de salir de la sala y encontrarse con Valentino quien sin dudarlo dos veces se abalanzó a él para saludarlo.

—Hola —escuchó la voz de Cristian tan segura y ronca que sus vellos se erizaron.

—Hola —intentó acomodar sus gafas con su mano libre la cual no sostenía a Valentino, pero Cristian fue un poco más rápido.

—Te ayudo —la mano de Cristian sutilmente tocó el marco de sus lentes dando un simple roce a su mejilla derecha—. ¿Cómo te ha ido? —el morocho le dedicó una sonrisa brillante, Son sentía los nervios por todo su cuerpo.

—Bien, ¿a vos?

—Bastante bien, con solo verte se me alegra el día —sus mejillas se pintaron de un rosado claro y escuchó la leve risa de Valentino antes de que bajara de sus brazos para ir a despedirse de su padre.

—Chau pa —el infante de despidió de un beso en mejilla con el mayor antes de que este volviera a colocar su atención en Son.

—Deberías comenzar clase profesor, ya casi suena el timbre.

Se despidió de él y se dirigió con Valentino al aula de clase. Aún no creía que Cristian le estuviera correspondiendo respecto a los sentimientos contrarios. Con una sonrisa comenzó aquel día en donde los nenes se portaban mejor de lo esperado, y aunque su auto estuviera averiado nada quitaría lo brillante del día.

La segunda hora de clase dió paso cuando Son comenzó a anotar algunas fórmulas simples en el pizarrón. Valentino ya tenía su cuaderno afuera anotando todo, siempre era rápido en matemáticas.

—Hoy vamos a repasar un poco las tablas —el marcador hizo un pequeño ruido al chocar contra la base—. Si alguien tiene alguna duda puede levantar la mano y lo resolvemos entre todos.

Había puesto unos seis ejercicios, totalmente al alcance de los nenes quienes anotaban todo y comenzaban a desarrollarlos en menos de nada, por lo que había visto al pasar por los puestos. Volvió a su escritorio cuando notó a Valentino dirigirse a él.

—Profe, ya terminé —el menor le pasó el cuaderno y revisó todos los ejercicios. Todos estaban resueltos de forma correcta.

—Muy bien Valentino, te ganaste una carita feliz —el sello fue puesto en la hoja de papel del cuaderno que correspondía al nene mientras sonreía.

Volvió a su asiento para después seguir las clases con total tranquilidad. Para Son todos los nenes eran bastante alegres y tranquilos, pero Valentino sin duda había ganado su corazón. Siempre que salían a receso le acompañaba un rato contándole cosas fuera de su padre o sus gustos, también le hacía preguntas, la curiosidad hacia él era notable.

Cuando la penúltima clase se estaba dictando, el cielo se comenzó a nublar y la llovizna dió paso. El aire frío corría por toda el aula. Alguno de los niños se colocaron su campera y siguieron la clase, Son sentía el frío. Las últimas dos horas pasaron bastante rápido para su gusto.

—¿Y su auto profe? —la pregunta del menor lo sacó de sus pensamientos.

—Se averió Valen, tendré que esperar a que pase la lluvia —le sonrió a niño cuando un hombre con un paraguas llegóal lugar.

—Hola pa —padre e hijo se saludaron, hasta que la mirada de Cristian se posó en él.

—¿Cómo se portó el nene? —aquella sonrisa siempre lo ponía nervioso.

—Bastante bien, hoy resolvió los ejercicios de matemáticas bastante rápido —hizo una pequeña pausa—. Es tan inteligente como el padre —le dedicó una sonrisa al morocho para después escuchar una risa leve.

—Me imagino —Valentino tiró de la mano de su padre, así que Cristian se agachó un poco. Son observó como el menor le susurraba algo en el oído, hasta que Romero habló.

—¿Te llevamos? —la pregunta hizo que frunciera el ceño desconcertado.

Sí, no se esperaba que Valentino le contara.

—¿Eh?

—Tenés el auto averiado, ¿no? —Son asintió —. Por eso, te llevo a tu casa, te puedes resfriar por el clima.

—No es necesario, de verdad —Son negó y Cristian volvió a insistir ganando a lo que el mayor accedió.

Los tres se subieron al coche y Son le indicó la dirección mientras Valentino le contaba sobre una pequeña cámara la cual llevaba a todo lugar. El pequeño recorrido de quince minutos se pasó entre risas por parte de los tres gracias a Valentino y a sus ocurrentes anécdotas, Son sintió un pequeño deja vu. El auto se estacionó afuera de su casa. Antes de bajar Valentino se despidió y Cristian lo acompañó.

—Gracias —agradeció ante la acción, el clima no había cambiado en absoluto.

—No tenés que agradecerme —el ruido de las llaves del contrario se escuchaba—. Siempre te haré el favor si puedo, entrá antes de que te resfries, nos vemos mañana.

Estaba decidido a entrar, pero su tiempo era poco, así que se dirigió a Cristian y posó sus brazos en el cuello del contrario poniéndose un poco de puntas. Sintió los brazos del morocho en su cintura correspondiendo al abrazo, sus corazones latían a la par. La calidez gracias a la campera del contrario hizo que el frío de su cuerpo se desvaneciera.

Permanecieron en aquel abrazo tan familiar un poco más, hasta que Son se alejó y Cristian dijo algunas palabras antes de irse. Definitivamente le gustaba aquel sentimiento, y también la persona que lo ocasionaba.

Tuve que buscar como se decía saco (refiriéndome a chaqueta pues) en argentina 🧍🏻‍♀️ es q nunca supe, ni modo

Bueno, el amor es hermoso saben(? Pero a mi nunca me va bien en esa cosa, ahre, mis traumas mis chistes JAJA

Espero les esté gustando, y demasiadas gracias por los votos y las lecturas, ando llorando con mi amiga (es q es un ff hecho por dos, yo escribo y ella lee y opina). Después subo otro cap, q no se note lo bloqueada q andaba en este, chau 🫂 <3

Gafas | Cutison Donde viven las historias. Descúbrelo ahora