Está sentado en el sillón cuando su teléfono suena así que se levanta a contestar, puede observar algunos segundos como el nombre del morocho aparece en la pantalla. Intenta controlar sus nervios antes de tomarlo y aclara su voz.
—¿Hola? —la voz le sale en un susurro. La respiración de Cristian se escucha al otro lado de la línea.
—Hola Son —la voz del menor se escucha bastante energética—. ¿Cómo estás? ¿Aún tenés mucha fiebre?
Si tenía que admitir algo, era que amaba el hecho de ver como Cristian se preocupaba de él por la más mínima cosa. Realmente todo de Cristian le parecía tierno y bonito, desde las veces que las palabras dominaban hasta los pequeños abrazos y besos en las mejillas tímidos.
—Hola —volvió a saludar sintiéndose tonto—. Aún tengo un poco de fiebre, pero los fármacos que me diste me han funcionado bajandola, muchas gracias por eso Cristian —la risa al otro lado de la línea le llamó la atención.
—No tenés que agradecerme nada, al final es un gusto conocerte y ayudarte —su corazón aún latía rápidamente, no importaba si estaban hablando por teléfono, sus nervios no se estaban esfumando en nada—. Hay alguien que quiere saludarte, voy a poner en altavoz la llamada —escuchó algunos ruidos, hasta que la risa leve de Valentino se emitió.
—¡Profe Son! ¿Ya está mejor? —el menor se notaba el día antes preocupado—. Hoy lo extrañe mucho, la nueva profesora que nos dió clase no tiene sentido del humor ni es agradable, espero que se recupere profe.
Gracias al resfriado había pasado una carta de que aquel día no iría a trabajar ya que se sentía indispuesto. Se imaginó a todos los nenes colocando cuidado a la clase sin una pizca de interés de verdad, o algo así, no tenía idea de quién era su reemplazo.
—Lo lamento Valentino, en poco tiempo ya estaré mejor para ir a acompañarlos —un pequeño "mmh" se escuchó a través del teléfono, sabía que Valentino entendía.
—¡Hasta luego profe! —la exclamación del nene en forma de despedida le hizo estar seguro que Cristian había estado jugando con él viendo quién ganaba el teléfono. De tal paso tal astilla, como decían por ahí.
—Hey —otra vez susurró intentando que alguien respondiera.
—Valen se fue a jugar —estaba mintiendo, lo sabía, había sacado una excusa para tomar el teléfono más tiempo—. Me alegro que ya la fiebre te haya bajado, si necesitas algo más me llamas o me escribís —el tono cálido del morocho siempre hacía que volviera a confiar una vez más.
—Hey Cristian —hizo una pequeña pausa, no quería tartamudear—. De verdad te agradezco, por lo de la vez que me trajiste a casa y por estar preocupado por mi aunque no fuera necesario —la línea quedó algunos minutos en silencio, respiraba calmadamente para no perder la oportunidad, tal vez Cristian diría algo más.
—No es nada Son —aquellas son las únicas palabras que escucha del contrario antes de despedirse.
Vuelve al sillón mientras enciende la tele, y toma un té de las bolsitas que aún tenía por ahí, solían ayudarle. Busca entre todas las series intentando encontrar algo, pero entonces se acuerda que necesita planear algunas cosas que tiene pendientes. Se esclaviza una vez más en su computadora mientras el cansancio hace que sus ojos ardan, para terminar colocandose las gafas una vez más.
—Tal vez sirva, es un proyecto entre todos —dice Enzo al otro lado—. Organiza con los de tu grupo y me avisas, mientras con Julián planearemos los escenarios y tiempos —piensa un poco más antes de colgar, tal vez podría organizar los grupos de nenes.
—Va, puedo organizar los grupos de los nenes, aparte de ello también los de los padres, ¿qué decís? —el otro asiente y entonces la llamada se corta.
Suspira y toma un sorbo del —tal vez— quinto té en el día que ha tomado. Los sonidos de afuera se pueden escuchar con firmeza, hasta que dos pequeños golpes se escuchan impactar suavemente contra su puerta. Frunce el ceño y se levanta dispuesto a abrir.
Cuando lo hace se encuentra con aquella persona la cual jamás se hubiera imaginado. Cristina está parado allí con una sonrisa saludándolo, mientras trae algunas bolsas en las manos.
—Hola —la energía que irradia es impresionante, ¿acaso aquel hombre siempre estaba feliz?—. Perdoname por llegar así, te traje esto —la bolsa es puesta en sus manos con delicadeza. Se trata de comida. Y bueno, como no iba a aceptar comida. Aún le cuesta procesar lo que está pasando, y cuando vuelve de sus pensamientos se hace a un lado de la puerta indicándole a Cristian que puede entrar.
—Entra —le invita sonriente. El morocho entra en silencio—. Siéntate, ¿querés té? —le pregunta viéndole, el contrario asiente.
Pone la pequeña papeleta en el vaso para después echar agua tibia y un poco de azúcar revolviendo. Cuando llega a la sala observa a Romero viendo hacia la ventana pensativo.
—¿En que pensas? —le entrega el té y el niega.
—¿Ya comiste?
—Si —miente acomodando sus lentes. Cristian lo mira de reojo, este solo asiente en silencio.
—Paredes me comentó sobre un partido en unos cuantos días, ¿vas a ir con Valentino? —quiere invitar a tener tema de conversación, mas el ambiente no es incómodo ante todo.
—Si, Leandro ya me había dicho. Espero te recuperes para cuando llegue —sus miradas se conectan una vez más. Son intenta guardar una sonrisa, pero le es imposible—. Te veo bastante feliz en estos días, lo único por lo que has estado apagado es por el resfriado, ¿todo bien? —Son sabe perfectamente porqué Cristian pregunta aquello, sabe de sus sentimientos, pero entonces se siente como un cobarde al no darlos a conocer, mas no aún, tenía que conocer a Romero.
—Nada en específico, pero el enseñarle a los nenes me agrada.
La tarde se pasa en una charla larga entre el asiático y el morocho. Cuentan alguna cosa del contrario mientras Romero se nota entretenido. La presencia del otro a ninguno le molesta, pero el ambiente del hogar se siente maravilloso, porque no importaba el tiempo que pasara, Son siempre diría que aquello era una calidez inigualable, aquello que llenaba su alma y su corazón haciéndolo soñar.
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Yo en q me metí 🧍🏻♀️
Les juro q yo no se escribir romance, esto lo hago pq tal vez quisiera tener algo así(? Quien sabeJSJAJ no puedo creer que esto ya tenga 72 votos, ahre, muchísimas gracias gente, prometo (como por 3ra vez) hacer caps más cortos, es q la emoción me agarra, chau <3
(Creo q estaré actualizando más seguido)
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Gafas | Cutison
FanficSon ha sido asignado como un nuevo profesor suplente. Mientras que Valentino ha quedado encantado con las gafas de animalitos del contrario contándole cada mínima cosa del nuevo profesor a Cristian, su padre.