Epílogo 1: Un gato naranja

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La risa de Valentino y los pasos rápidos se escuchan en el lugar mientras Cristian sube las escaleras intentando alcanzar al nene.

—Cris, ten cuidado con Valentino —Son imagina que su hijo está detrás del pequeño gato naranja el cual ha traído con Cristian hace unas cuantas horas.

Dos años antes, en la última charla cuando Cristian decidió declararse ante él, el hecho de tener un gato se dió como una idea fugaz, y aunque pasó bastante tiempo después gracias a que planearon un año después unirse como una familia viviendo juntos, la idea de poder darle una mascota a Valentino se pudo ejecutar.

Ahora el nene que tiene ocho años está más que entusiasmado por la idea de tener un animal en casa quien le haga compañía a él y a sus padres.

—Valen, ten cuidado —su padre le enseña cómo cargar al felino el cual al instante se refugia en los brazos contrarios, el infante ríe ante el gesto.

Los dos bajan cuidadosamente las escaleras mientras Son cierra su computadora y todos los trabajos asignados durante varias semanas.

—¿Cómo lo vas a llamar Valen? —el asiático levanta al nene y este piensa un poco la respuesta, hasta que los iluminados ojos de su hijo se conectan con los dos.

—Lo llamaré Orión —el felino ronronea ante las caricias—. Es una constelación bastante curiosa —Romero recuerda como claramente Enzo le ha hablado alguna vez de las constelaciones a su hijo y suspira, tal vez algo había sacado de su tío el loco por la mitología griega.

—Bueno, entonces Orión —el felino ahora con nombre lo observa con aquellos hermosos ojos los cuales portan heterochromia—. Esto es definitivamente un hogar.

Mientras que su nueva mascota se acostumbra al lugar, el timbre suena así que el asiático rápidamente se dirige a abrir encontrándose con varias personas de su familia y la de su esposo. Todos saludan entrando y Valentino se abalanza a abrazar a todos y cada uno de ellos, realmente cumplía nueve años ese día.

—Hey campeón —Enzo lo alza mientras los demás se acercan para saludar, Julián también lo hace. La felicidad de su hijo es definitivamente todo lo que está bien, y lo que han buscado durante cada año. Romero abraza a su esposo mientras observa el lugar lleno de gente.

—Vamos para no llegar tarde —Lisandro anuncia mientras saca las llaves de su auto—. Y no te olvides de llevar al gato Valen —las risas se hacen presentes y todos salen de la vivienda subiéndose a los autos, cada uno con cuatro personas.

Cristian maneja sin ninguna prisa mientras Son observa el cielo el cual está despejado siendo así un buen día.

—¿Vos te hubieras imaginado dos años antes que estaríamos viviendo juntos con Valentino y celebrando sus cumpleaños en familia? —la pregunta hace que el asiático lo mire inmediatamente en silencio.

—Realmente no —su sonrisa lo delata—. O tal vez sí, desde el primer día que fuiste por Valentino —Cristian lo observa mientras el semáforo está en rojo, Son tiene el rostro de lado, sus orejas están rojas junto a su cuello.

—Unos cuantos días después de conocerte pedí un deseo a la luna —su mirada aún seguía en el camino—. Y ese deseo fue que vos sintieras lo mismo que yo, y que estuviéramos juntos —el auto se queda en silencio y el bullicio en el exterior es lo único que se oye.

—Me saliste brujo —las palabras dichas hacen que Cristian frunza el ceño y Son ria.

—Te estoy hablando de forma romántica, y vos salís con esas pavadas.

El carro se estaciona frente al lugar y Son niega para acercarse a su esposo y besarlo. Un pequeño Deja Vu se apodera de Cristian, aquel beso ha sido tan parecido como la primera vez que sus labios chocaron con los del asiático dos años atrás.

—Siempre he amado tu forma de hablar romántica —sus mejillas están siendo acunadas por las manos del mayor mientras se miran fijamente—. O bueno, siempre he amado cada parte y ser de vos, te amo tanto como amo a Valentino, porque ustedes dos fueron lo mejor que me pudo pasar toda la vida, nunca olvides eso Cristian —sus labios se vuelven a unir en un beso hogañero.

—También te amo —Cristian idensifica el beso al tomar el cuello del contrario. Son se aleja negando.

—Vamos con los demás, es el cumpleaños de nuestro hijo.

Entonces cuando se bajan y ven a toda la familia y lo bien decorado que está el lugar mientras su hijo disfruta, sabe que ha sido realmente bendecido.

Amaba a su esposo e hijo, de aquello no había alguna duda.

no voy a hablar, siento q hice todo muy cursi 😔
d todos modos espero disfrutennn

Gafas | Cutison Donde viven las historias. Descúbrelo ahora