Epílogo 2: Un hogar de verdad

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Limpia su traje una vez más mientras lleva el ramo de rosas blancas en su mano. La felicidad que siente es tan inmensa que quiere llorar.

—No llores, te estás casando con el hombre que amas —la voz de Enzo se escucha a sus espaldas así que limpia sus lágrimas con el torso de su muñeca.

—Sí, pero la felicidad es muchísima —su sonrisa es tan resplandeciente como el sol. Enzo asiente.

—Mi hermano realmente te ama Son, es el hombre más feliz que he visto por vos y Valentino.

Cristian se ha encargado de todos estos seis años de relación, repetirlo una y otra vez. Con acciones como palabras, no había un punto intermedio para su esposo.

Ese mismo día, las campanas suenan y sabe entonces que ya todo el mundo está listo mientras su esposo lo espera en el altar para sellar su inmenso amor por medio de la iglesia. Sale para encontrarse con su padre quien lo guía de gancho ante el hombre que ama.

—Cuídalo bien Cristian —le dice el hombre mayor al morocho, este asiente sonriendo.

Los dos miran al sacerdote quien da las palabras de apertura hasta que el tiempo pasa y es hora de los votos oficiales.

—Ahora Son Heungmin, ¿aceptas amar y estar con Cristian Gabriel Romero en la salud y en la enfermedad?

—Acepto —las palabras nunca le van a pesar, está más que decidido.

—Cristian Gabriel Romero, ¿aceptas amar y estar con Son Heungmin en la salud y en la enfermedad?

—Acepto —el morocho aún le impresiona como cada vez que se miran sus ojos se iluminan y parece ser el primer día que se conocieron, aunque ya hubieran pasado años de aquello.

—Entonces los declaro esposos, Cristian puede besar a su amado.

Sus labios se encuentran una vez más y todos los presentes aplauden, Romero está casi seguro que Enzo debe estar llorando mientras Valentino lo consuela. Cuando se separan, todos los observan felices, y sí, Enzo está llorando mientras le dice a todos que le ha entrado algo en el ojo y evade algunas preguntas. Son ríe.

—Es un dramático de primera —susurra el asiático cuando bajan del altar. Romero asiente—. Ahora que lo pienso, ustedes dos se parecen, son igual de dramáticos —antes de que el morocho rechiste algo más, Son se aleja rápidamente a los demás mientras lo felicitan, Cristian suspira.

—Felicidades Romero, encontraste al indicado —Lisandro le toca el hombro y ríe, Cristian está de acuerdo con lo dicho.

Aquel día se pasa entre risas y felicitaciones por todos sus conocidos. La fiesta no es muy grande y Valentino está bastante feliz mientras juega con Olivia, la hija de Enzo y Julián.

Algunos desastres pasan en la celebración y cuando todos se van, mientras la luna sale, los dos deciden disfrutar ante el deseo carnal que se les ha concedido, entregándose y fusionándose en una sola carne.

—Te amo Cristian Romero —el asiático susurra aún en el regazo de su esposo mientras lo besa.

—Yo también Son Heungmin.

no tengo nada q decir más q esto fue un desnivel hermoso, ame escribir esto 😭

espero que les haya gustado todo, muchísimas gracias (de nuevo por décimo segunda vez creo) por los votos y el apoyo, chauuuu (si les gusta el Enzulian pueden ir a chusmear mi perfil) <333

Gafas | Cutison Donde viven las historias. Descúbrelo ahora