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Naruto optó por tomarse un breve período de descanso antes de comenzar su rutina diaria. Trataba de recuperarse de los recientes acontecimientos en los que se habían visto implicados Kuroka y Takigawa. No era debido a la fatiga, sino más bien para adquirir una perspectiva más objetiva. El descanso es beneficioso para cualquiera.

Se encontraba en una sala con la que estaba familiarizado, una gran sala, para ser exactos. Era consciente de su ubicación, que reconoció como su subconsciente original. Se encontraba ante las dos puertas gigantes a través de las cuales se había sellado anteriormente el Kyūbi (Nueve Colas). Estas dos enormes puertas constituían la razón por la que el Kyūbi era incapaz de salir del cuerpo de Naruto por su propia voluntad. De hecho, era consciente del nombre real de la bestia, pero no lo reconocía. Para Naruto, este monstruo representaba la razón por la que sólo había experimentado desgracias en su vida anterior.

El nombre real del Kyūbi era Kurama, pero éste no era el nombre que Naruto utilizaba para él. Desde la perspectiva de Naruto, el Kyūbi era el monstruo que le impedía disfrutar de una vida positiva en Konoha. Si no hubiera sido por el Kyūbi, Naruto habría podido entablar amistades e incluso formar una familia.

Sus otras versiones podrían haber aceptado a este monstruo como compañero y, en consecuencia, haberse hecho más fuertes. Sin embargo, Naruto no lo hizo. Odiaba a esta bestia con cada fibra de su ser.

Las dos enormes puertas seguían cerradas, pero el papel con el Kanji del sello no estaba presente. Naruto miró en la oscuridad tras las puertas y no vio nada. Entrecerró los ojos al no ver nada.

¿Por qué no había rastro del Kyūbi ni de ninguna otra bestia detrás de aquellas dos enormes puertas? Estaba seguro de que había sentido el chakra del Kyūbi cuando conoció a la mujer en su sueño. Al principio no lo reconoció, pero más tarde recordó esa sensación. Sólo el chakra del Kyūbi podía provocar un odio tan intenso y profundo.

Naruto procedió a avanzar hacia las dos puertas sustanciales. Antes había mantenido una distancia de unos veinte metros de las puertas, ya que era la distancia mínima de seguridad para evitar ser alcanzado por los Kyūbi, incluso a través de las puertas.

Poco a poco se dio cuenta de que había algo detrás de las imponentes puertas. Observó que el chakra rojo característico de los Kyūbi estaba presente en el aire tras las puertas. "Debo informarme de la situación". Naruto observó el chakra del Kyūbi, pero no vio al Kyūbi en sí. Procedió a caminar más allá de las puertas hacia la zona donde el chakra estaba presente en el aire. Al poner un solo pie en la zona de detrás de los barrotes, el chakra empezó a moverse hacia Naruto. Naruto reaccionó con sorpresa y retrocedió un paso. El chakra entró en contacto con las rejas, y una barrera impidió que el chakra escapara de la celda.

"Debo admitir que no sé cómo se ha llegado a esta situación. Parece que tengo el chakra del Kyūbi tras el sello que antes mantenía a raya al propio Kyūbi. Sin embargo, no estoy seguro de por qué sólo está presente el chakra de la bestia y no la propia bestia".

Sacudió la cabeza y decidió no seguir con el asunto. Si sólo tenía el chakra del Kyūbi en su interior, no tenía por qué preocuparse. El chakra estaba efectivamente atrapado tras aquellos dos enormes barrotes y no podía escapar.

Además, se resistía a averiguar las consecuencias de permitir que el chakra rojo le alcanzara antes de salir de la celda. Era evidente que el resultado no sería favorable. Procedió a darse la vuelta y a iniciar su salida de las imponentes puertas.

La siguiente cuestión a tratar era cómo escapar de esta amplia cámara", reflexionó Naruto. Había intentado salir de la cámara de la forma en que lo había hecho anteriormente, pero no lo había conseguido. Se hizo evidente que había impedimentos que le impedían escapar como de costumbre.

Naruto - El ermitaño jubiladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora