Capítulo 10

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Freen hace resbalar el caramelo por su boca lentamente y puede disfrutar brevemente del dulce sabor a fresa, pero Becky es demasiado egoísta como para dejarle todo a ella y en cuestión de pocos segundos tiene la boca de la vampiresa sobre la suya, besándola suavemente mientras le roba la esencia del fruto. Tal vez debía esperarla desde que cruzó la puerta de la cocina y se acercó a la alfa por detrás, capturándola en un abrazo que parecía cariñoso y bonito, como lo era la omega casi siempre, pero últimamente tenía sed de capturar a su esposa como si fuera su presa. Así que sus perlas afiladas tocaron apenas la piel expuesta de la nuca y se encajaron perfectamente, un quejido simultáneo se escuchó lejano para la omega.

Fueron dos minutos los necesarios para que Becky se volteara algo molesta —jamás aceptaría que algo le había dolido— y le sentó en la encimera de la cocina, casi podía ver sus mejillas sonrojadas, sacó una paleta y la introdujo en su boca sin darle tiempo a preguntar.

—Déjame cocinar, omega.

No se quejaría nunca de recibir órdenes de Becky.

Sus mejillas ganaron con rapidez las tonalidades carmines del círculo cromático, tímida asintió y saboreó contenta el dulce.

Pero ahora la alfa había reordenado sus pensamientos mientras añadía condimentos a su cena, tal vez fue la sorpresa del momento lo que le hizo buscar una salida fácil y alejó a su Omega dándole un entretenimiento rápido, pero podía sentir el escozor de la mordida en su nuca y algo de humedad en el cuello de su camiseta, ¿había mordido mucho? No. Sus colmillos y mordidas no son más que un juego y un daño simple, las marcas de sus dientes no duran más de quince minutos en su dermis, aquella no tenía por qué ser una excepción.

Escuchó el chapoteo en sus labios salivosos, estaba entretenida con un caramelo de fresa colándose en su boca, dándole un sabor mucho más dulce que el suyo propio. Fue una idea estúpida. Debería haber apagado el fuego y darle una lección a su Omega.

Hizo lo primero, quitando las sartenes de los calentadores para luego girarse hacia Sarocha. Fue allí donde se dio cuenta que su tonto pensamiento de querer regañarla no le iba a llevar a nada, de hecho, envidió cómo chupaba la paleta entre sus bonitos labios brillosos.

Freen la vio y dejó el caramelo fuera de su boca para recibir la lengua de Becky en su lugar. Becky sabía a sangre. Dulce, exquisita e inmejorable.

—¿No te cansas de morderme de esta forma? —La saliva enrojecida por la mezcla del dulce y de la propia sangre en la boca de Freen fue resbalándose por las comisuras de sus labios, exhalaba con rapidez y sentía que no había obtenido suficiente— ¿Quieres marcarme? No te daré el gusto de pasarte conmigo de esa manera, bonita. Yo me gané la marca en tu cuello después de un cortejo muy largo, ¿recuerdas?

Relamió sus labios para no perder nada, quería volver a meter el dulce en su boca para molestar a Becky y que ella la obedeciera, pero no obtuvo un buen resultado. En cambio Rebecca tiró de ella hasta hacerle bajar de la encimera, su camiseta se subió en el momento y no estuvo erguido por mucho rato, el cuerpo de Becky la abalanzó contra el filoso mármol. Con la mitad de su cuerpo tumbado en la fría cerámica, Freen soltó una risa nerviosa. Subió intencionalmente una de sus rodillas y jadeó satisfecha al sentir los dedos de Becky apretando el interior de su muslo para retenerle en esa postura tan intima.

—Ni te atrevas a seguir jugando.

—Fue idea tuya tratar de retenerme como a un perro con un bozal, ¿la paleta era para morder? —Preguntó con suavidad, resbalando una de sus manos por el brazo musculoso de su esposa— ¿Quieres que yo te corteje? Te he dado tres cachorras de vampiresa, bonitas, gorditas e igual de pálidos que tú, ¿no es suficiente cortejo, idiota?

Esta vez le vio fruncir las cejas.

Becky no sabía ser dura.

Tampoco sabía que Freen podía bromear y mentir.

—P-Perdón, amor. S-Sí que lo es, te has esforzado mucho por nuestros bebés, eso es más que suficiente. —Dejó el cuerpo de su pareja y colocó sus manos unidas detrás de su espalda, sin dirigirle la mirada.

—¿Uh? —Se enderezó solo un poco, ayudándose de sus manos para apoyarse en el mármol. Su Alfa estaba sumamente rojo.

—No debí decir eso, mi obligación era cortejarte porque te amo y debía enamorarte... —Murmuró— Puedes marcarme si quieres, soy tuya.

Oh.

—Becbec... —Exhaló un poco antes de arreglarse la ropa y dejar el caramelo sobre la encimera— Debes aprender a distinguir... estas situaciones... yo... —Tapó la parte inferior de su vientre— No lo decía en serio, no...

—P-Pero es verdad que me has dado tres cachorras de vampiresa, bonitas y gorditas...

—El punto no es ese... —Musitó cohibida— El punto es que entiendas que no lo decía con sinceridad, solo quería seguirte la corriente. Las parejas lo hacen de esta manera, ¿por qué es tan difícil para nosotras? —Se preguntó unos segundos más tarde, la mueca en su esposa solo le hacía preocupar más.

—Los humanos son muy complicados. —Confesó Becky rompiendo la distancia que había impuesto anteriormente, la abrazó por los hombros y frotó su mejilla en los cabellos de Freen— Quiero amarte de una forma bonita, delicada y preciosa, como eres tú... si darme mordiscos como si fuera carne es tu forma de quererme, puedes comerme completa.

Se sorprendió un poco, estremeciéndose entre sus fuertes brazos.

—Eres demasiado para mí, Becbec... me siento una sucia necesitada de sexo a tu lado...

—Eres el ser pervertido más bonito que conozco y por eso te hice mi esposa, no te avergüences de ello...

The bunny bites ┊ Freenbecky omegaverse┊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora