Capítulo 11

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El plan de Freen para aminorar el impacto de la traición que las cachorras recibían cada vez que eran dejadas en la guardería comenzaba a dar frutos. La idea principal se basaba en llevarlas por separado. A primera hora View entraba en su sala con una monitora y Freen, quien jugaba un poco con ella para darle una última vez de comer, debían pasar unos cuantos minutos para que la cachorra ignorase por completo a su madre. Como las trillizas seguían la misma lógica, al cabo de un rato dejaban de prestarle atención a la omega y no sufrían su partida cuando le veían salir por la puerta principal.

Freen estaba decepcionada pero aliviada.

Sus hijas la veían como si fuese solo alimento.

—Ya no quiero traerlos a la guardería... —Murmuró abrazándose a la alfa desde abajo, miedosa por alzar la mirada y encontrarse con los ojos de su pareja preocupados— Me quita un peso de encima que no lloren por mí, pero es feo que no me quieran ni un poquito...

—Ellas te aman, Freenky. Eres su madre-

—Quieren la leche que les doy porque odian las papillas de verduras...

La vampiresa no podía refutarlo, las pequeñas no se esforzaban mucho en darle esperanzas a la omega, ninguna de ellos guardaba algo de aprecio por ella si no fuese por la lactancia, al finalizar el día se volvían toscas e indiferentes.

—No será así para siempre, ahora solo tienen once meses y lo que más les preocupa es llenar su estómago y jugar entre ellas, puede que no te quieran como su madre pero aprecian tu presencia y cariño, se sienten bien cuando estás presente y, aunque no lo demuestren, les haces falta cuando no estás. Te extrañan y te celan, simplemente son muy pequeñas como para expresarlo...

—Tal vez tengas razón pero no puedo dejarlo pasar sin que me afecte... —Escondió su rostro en el cuello de la vampiresa alzándose de puntitas, sintió como la alfa ajustaba su agarre para que no cayese— ¿Quieres... —Tomó aire jugueteando con los mechones rizados que le caían detrás de la nuca y alzó un puchero— ¿Quieres tener más cachorros después?

La escuchó reír nerviosa.

—¿Quieres ver si los siguientes les ganan a mis genes vampíricos y salen más humanos que chupasangre? —Freen asintió en un sonidito caprichoso— Dudo que algo así se dé, pero si quieres podríamos intentarlo... —Acarició su espalda y finalmente le hizo enrollar sus piernas en su cintura para cargarla— Es tarde ya... ¿quieres algo de comer antes de dormir?

No escuchó ninguna afirmación y tampoco alguna negación de parte de su pareja, tal vez estaba pensando aún en eso de tener más cachorros cuando Becky la dejó en la encimera de la cocina con sus labios carmines fruncidos en un mohín, no le gustaba del todo ser llevada de un lado a otro de esa manera pero a Becky parecía gustarle mucho tenerle en sus brazos. Le vio elegir entre diferentes tipos de fideos instantáneos y por breves segundos vio los biberones jamás usados por sus crías, habían comprado decenas de ellos cuando les dieron la noticia de las trillizas imaginando ingenuamente que las bebés tomarían la leche desde allí.

Bajó la mirada a sus rodillas pero los pequeños bultitos que tenía como pechos interrumpieron sus pensamientos, de la nada quería suprimir la sensación de desamor de sus hijos por un poco de amor íntimo de parte de su esposa.

—¿Tienes hambre? —Preguntó Freen en un tono suave, llegó a rozar la coquetería cuando la atrapó por la cintura una vez regresó al suelo.

—Son casi las dos de la mañana —Le recordó asintiendo con algo de pereza y somnolencia.

—¿Vas a comer solo eso? —Señaló y se hizo un hueco entre el cuerpo de la vampiresa y la encimera, su espalda pegada al borde frío del mármol, le vio desde allí con falsa inocencia y con las mejillas encendidas.

The bunny bites ┊ Freenbecky omegaverse┊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora