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Holaaaa, acá les tengo el capitulo 3, me tarde mucho por que como saben la escuela me la pone difícil, bueno espero que disfruten del capitulo.

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Lucerys

Las lágrimas no paran de caer, llevándose consigo mi dolor. Aún me atormentan los recuerdos de lo sucedido: sus palabras, o más bien, sus amenazas, el agarre cruel en mis muñecas, y su intento de tacto suave, que resultó ser más doloroso que cualquier golpe.

¿Por qué me tiene que pasar esto a mí? Sé que le arranqué un ojo, pero ¿acaso eso justifica el sufrimiento que me inflige? Solo era un niño defendiendo a su hermano. El solo pensamiento de casarme con él y tener que llevar a sus hijos me repugna.

Aquí estoy, sumido en la tristeza y la desesperación. Hoy es mi cumpleaños, y finalmente mi condición será revelada a todo Westeros. Antes, la revelación de mi condición se trataba de enfrentar propuestas de matrimonio y ser cortejado, pero ahora estoy obligado a casarme con Aemond. Los planes han cambiado; habrá un banquete, pero las solicitudes de matrimonio no serán escuchadas. Aceptaré la propuesta de Aemond, forzado por él.

Después de un rato, decido levantarme. Un sirviente entra y me viste con la precisión de quien conoce bien su trabajo. Con decisión, me dirijo hacia la habitación de mi abuelo, preparándome para enfrentar mi propio infierno. Mi deseo es negar todo y decirle: "No permitiré que decidas mi felicidad a tu antojo. Yo elegiré con quién y cuándo casarme, y jamás permitiré que tu hijo psicópata me toque ni un solo pelo."

Pero esta es mi realidad, y lamentablemente no puedo hacer nada al respecto. Me atormenta la idea de tener hijos; el sufrimiento de los embarazos siempre me ha repugnado. A pesar de esto, intenté buscar algo positivo en la situación y soñé con un futuro esposo amable, apuesto y considerado. Pero, en lugar de eso, me encuentro con todo lo contrario.

Los guardias fuera de la puerta me permiten entrar en la habitación.

-Majestad -digo, acercándome al rey.

-Lucerys -me llama con una sonrisa-. ¿Qué necesitas, mi querido nieto?

Su sonrisa es dulce, pero al recordar para qué vine a verlo, mi rostro se frunce.

-Yo... -coloco mis manos detrás de mí para aparentar seguridad, a pesar de estar destrozado por dentro-. Quiero aceptar la propuesta de Aemond.

El nombre me cuesta pronunciarlo. Mi abuelo me mira sorprendido, y puedo notar un destello de emoción en sus ojos.

-Luke... me alegra mucho escuchar eso. La familia estará unida como debe ser -sonríe, acercándose con esfuerzo y abrazándome con calidez.

Me aferro a él, conteniendo las lágrimas que amenazan con salir.

Me alejo del abrazo de mi abuelo, sintiendo el peso de la decisión que acabo de tomar. Sus palabras, aunque llenas de cariño, no pueden deshacer el dolor que siento en mi interior. Me esfuerzo por mantener una expresión serena mientras dejo su habitación, el corazón oprimido por la desesperanza.

Esta tarde es el banquete y debo prepararme antes de que lleguen los invitados, el traje que mi madre me regalo hace un mes es perfecto, me dirijo a mi habitación, donde me encuentro a padre, parado mirando unos de mis libros que leo actualmente el me mira y lentamente me siento en la cama.

-Luke, hijo- dice mi padre mientras se sienta junto a mí y toma una de mis manos entre las suyas, con una calidez que siempre me reconforta.

-Tengo algo para ti- añade emocionado, rebuscando en uno de sus bolsillos. Lo observo con una mezcla de curiosidad y anticipación. Padre siempre está ocupado, sobre todo en Harrenhall, cumpliendo con sus obligaciones. Lo entiendo y lo acepto, porque sé que es el mejor padre que podría tener, y lo amo por ello.

"Destino Cruel" LucemondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora