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𝖲𝗈𝖼𝗂𝖺𝗅 𝖬𝖾𝖽𝗂𝖺;

𝘪𝘯𝘴𝘵𝘢𝘨𝘳𝘢𝘯 𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘦𝘴 !

𝘪𝘯𝘴𝘵𝘢𝘨𝘳𝘢𝘯 𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘦𝘴 !

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apenas pasé a la casa de Nico sus manos atraparon mí cintura acercándome a él y atacó mis labios ferozmente. Mis manos viajaron a sus anchos hombros y clavé suavemente mis uñas en ellos logrando robarle una sonrisa entre el beso

me levantó del piso sujetandome del culo y enredé mis piernas en su cadera. Sus besos bajaron a mi cuello mientras caminaba torpemente hacía el sillón del gran living

me dejó sobre el mismo con cierta brusquedad y me miró con una ancha sonrisa

— qué te pasa? —cuestioné algo agitada

— te haces la que te gusta el otro boludo y poco te esta importando —su mano subió lentamente por la parte trasera de mi muslo logrando levantar mi pollera de jean

— no s... —intenté protestar

— abrí la boca, pedazo de trola —demandó y sujetó mi mandíbula parandose frente a mí

acaté su orden sin rechistar, aquel tono en que me lo impuso me hizo olvidarme de todo. Sin dudar y sin advertencia previa, me escupió en la boca para luego dejar una suave cachetada en mi mejilla pero lo suficiente dura como para provocar un ardor en la misma

claro que ya sabía lo que venía. Tragué saliva mientras lo veía bajarse su pantalón deportivo, donde se notaba su prominente bulto

alejé sus manos del borde del boxer logrando que me miré desde arriba confundido con el ceño levemente fruncido. Dejé suaves besos sobre su miembro por encima de la tela del boxer y de sus labios se escapó un suspiro entrecortado

bajé lentamente su bóxer logrando que su miembro duro se escapé del mismo para envolverlo con mi mano y comenzar a estimularlo de forma tortuosamente lenta

Nico mordió su labio inferior. La imagen qué tenia frente a mi era lo suficientemente caliente como para hacer que mi ropa interior se humedezca

lentamente lo fui introduciendo a mi boca comenzando un vaivén algo más rápido. Su cabeza se tiró hacia atrás. Mi mano derecha masturbaba lo que no me entraba en la boca y mi mano libre descansaba en su pelvis

despejó mi rostro de algunos cabellos rebeldes que me molestaban y aprovechó para manejar el vaivén a su gusto. Algunos jadeos se escapaban de su boca mientras impulsaba su cadera contra mi boca salvajemente, logrando que mis ojos se llenen de lágrimas

sentía como se contraía en mi boca, dando señal de que no faltaba mucho para que acabase. Sin embargo, pareció que eso aún no estaba en sus planes

Retiró su pene de mi boca para sentarse e indicarme que me suba a sus piernas. Me quité la pollera bajo su atenta mirada para estar más cómoda y apoyé ambas piernas a los costados de las suyas

su gran mano corrió mi tanga con facilidad e introdujo uno de sus largos dedos en mi intimidad. Sabía que la sonrisa que tenía se debía a lo mojada que me encontraba en ese momento

cuando su pulgar acarició mi clítoris, me removí y un escalofrío recorrió mi cuerpo acompañado de un agudo gemido

— cojeme Nico, por favor —rogué contra sus labios

— tan desesperada por pija estas? no era que te atendían bien? —atacó

su mano agarró su billetera y de ella sacó el famoso sobrecito plateado. Lo abrió con la boca y retiró el forro para colocarlo a lo largo de su miembro

me acomodé mejor alineandolo con mi entrada y lo pasó por mis pliegues jugando con mi paciencia. Cuando notó que me estaba por quejar, tomó mis caderas y se introdujo dentro de mi con brusquedad

un gemido alto se escapó de mi boca y mis uñas se clavaron en su hombro. Él soltó una puteada por lo bajo y dejó una fuerte cachetada en mi culo

me moví en círculos sobre él y deje escapar algunos gemidos. Tenerlo adentro de nuevo se sentía como tocar el mismo cielo. Su mano apretó mi cuello sin ahorcarme del todo pero ejerciendo una presión placentera

enterré mi cara en su cuello dejando besos y algunas marcas notorias de manera inconsciente. Sus grandes manos me movieron de arriba a abajo en su longitud logrando hacerme gemir aún más

— de quién sos? —preguntó contra mi oido volviendo sus movimientos más lentos— Dale, respondeme trolita

— ay, Nico. Por favor —rogué para que siga

— Te hice una pregunta. De quién sos, Paulina? —su grande mano volvió a darme una nalgada robandome un pequeño grito

— tuya —sollocé— Toda tuya. Seguí, por favor

cuando su pija chocó con mi punto más sensible, bastó con unas pocas estocadas más para lograr que me corra sobre él. Por su lado, me utilizó un poco más hasta acabar, sintiendo aquel líquido caliente hacer contacto con mi interior

un largo suspiro se nos escapó a ambos. Me quité de encima de él para volver a acomodar mi ropa y cabello. Él tiró el condón luego de vestirse y me extendió su mano haciendo que lo mire con curiosidad

— vení a comer. Recuperemos fuerza antes de seguir

mis comisuras se elevaron totalmente divertida ante su propuesta y acepté su ayuda

no hace falta decir cómo terminé esa noche

no hace falta decir cómo terminé esa noche

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con amor
L—

𝖵𝗂𝗅𝗅𝖾𝗋𝗈 | Nicolás Otamendi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora