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Paulina

Paulina

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Nicolás tiró de mi brazo con suavidad y plantó un corto beso en mis labios. Al separarnos me sonrió dulcemente y giró su cabeza levemente hacía su amigo quien sostenía el celular entre sus manos

apenas reaccioné lo golpeé en el brazo despacio y Cande soltó una risa

— mírala con el villerito —me hizo burla

— tenemos nuestros trucos nosotros, o no Toro? —se rió Nicolas acercándose a su amigo para abrazarlo por los hombros

— tenemos otra cosa nosotros —elevó ambas cejas

lo miramos totalmente indignadas ante aquella referencia sexual. Yo me giré dramática y Cande soltó un bufido probablemente blanqueando los ojos

— tenemos todo para el asado? —preguntó Nicolás

— nos falta la leña. Quieren ir a comprar? —nos ofreció

rápidamente aceptó y sacó las llaves del auto de su bolsillo mirándome con una sonrisita que, sabía bien, lo que significaba

mordí mi labio inferior disimuladamente y encaramos hacia la entrada. Al salir, me atrapó entre sus brazos y juntó nuestras bocas en un beso donde él tenía todo el dominio de mi boca

una de sus manos apretó mi culo con fuerza y sin vergüenza alguna mientras repartía cortos besos en mi mandíbula y cuello

— Nico, Nico —llamé alejandolo por el pecho entre risas— tenemos que comprar antes que cierren

suspiró pesadamente

— bueno. Pero igual te voy a romper el orto —me robó un beso antes de comenzar a caminar hacia el auto

una vez ambos dentro, arrancó en dirección a un super cercano para comprar y posó su mano en mi muslo

notaba su miembro duro debajo del pantalón haciéndome formular una idea poco inocente. Mi mano viajó a su miembro acariciandolo sobre la tela del pantalón y soltó un suspiro. Me soltó la pierna para tomar mi muñeca a modo de advertencia

— Paulina, no me calentes si después vas a mariconear —soltó ronco y con firmeza

— quién va a mariconear? ese serás vos, mi amor —sonreí satisfecha cuando me soltó la muñeca

frenó frente a un semáforo en rojo y aprovecho para tomar mi rostro con una sola mano y acercarme a él

— ah si? sos mala ahora? A ver si en un ratito seguís así de loca —mordió mi labio inferior haciéndome soltar un pequeño gemido de dolor

al soltarme deposito una suave cachetada en mi mejilla y volvió su vista al camino. Algo desesperado buscó una calle oscura y se estacionó sin dudarlo ni dos segundos

se bajó el pantalón junto con el bóxer, dejando su duro miembro a la vista y, agresivamente, tomó un puñado de mi cabello empujandome hacía él

sin esperar, me metió su miembro a la boca y comenzó un vaivén brusco y a la velocidad que a él le gustaba. Al principio me provocó varías arcadas al no estar acostumbrada ni preparada pero fui amoldandome a su profundidad

sin duda los suspiros entrecortados de Nicolas eran el mismisimo cielo. Con solo eso y unas pocas palabras ya me había mojado y me encontraba apretando las piernas

cuando se cansó me separó repentinamente y tomé una gran bocanada de aire, sentía la mandibula cansada y me dolía

— subite —dijo

y mientras él sacaba un condón de su billetera, yo me bajaba el pantalón corto junto con la tanga. Se acomodó en el asiento tirandolo para atras y reclinandolo levemente. Me pasé a su asiento con cuidado y, con una pierna a cada lado de su cuerpo, me coloqué sobre él. Quise meterlo lento pero él no lo permitió impulsandose con su asiento y adentrandose casi por completo

mis uñas se clavaron instantáneamente en sus hombros y un gemido se escapo de la boca de ambos. Tomó mi rostro con firmeza y acercó nuestras bocas

— mirá esa carita de buenita que tenés. Quién diría que viéndote así te gustaría tanto hacerte la mala para terminar así? —comenzó unas embestidas lentas pero profundas ayudándome a moverme sobre el sujetandome por el culo

trataba de silenciar mis gemidos dejando besos y leves marcas en su cuello mientras él me usaba y me apretaba a gusto

sin esperar mucho tiempo más comenzó a embestirme bruscamente, provocando un ruido seco cuando nuestras pieles chocaban y que mis gemidos casi no puedan ser acallados. Él no se quedaba atrás tampoco, unos gemidos roncos me endulzaban el oído provocando que el placer sea mayor

— me encanta, me vas a volver loco —golpeó mi culo

— ay. Nico, ahí —gemí cuando tocó un punto sensible en mi

— así te gusta, amor? qué te rompa el orto y no te tenga piedad alguna? —susurró en mi oido

asentí casi sollozando y rogando para que no pare. De verdad que chocara con ese punto, me estaba llevando a la locura con demasiada facilidad

— habla ahora, o ya no sos tan mala? —apretó mi cuello con una de sus manos

continúe moviendome sobre él ayudándome de su otra mano, la cual marcaba el brusco vaivén

— me vengo, Nico —avisé

rápidamente me apretó contra él, dejándome su longitud entera dentro y obligandome a mirarlo. Algunas gotas de sudor caían por su frente y su respiración estaba agitada, igual o peor que la mia, sin dudas

— pedimelo. Decime "amor" —sonrió con cinismo

— por favor, amor —rogué casi inconsciente contra su boca

bastaron algunos movimientos más para que ambos lleguemos al climax casi al mismo tiempo

bastaron algunos movimientos más para que ambos lleguemos al climax casi al mismo tiempo

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con amor
L—

𝖵𝗂𝗅𝗅𝖾𝗋𝗈 | Nicolás Otamendi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora