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sentada en el sillón de Nicolas, entre anécdotas suyas de fútbol y unos mates acompañados de facturas, me permití cuestionarlo con libertad porque la pregunta siempre la tuve en la cabeza
— por qué te desapareciste después de lo del baño? —incliné levemente mi cabeza hacia un costado
aquello lo dejó quieto, pensando si realmente habia hecho esa pregunta
— estuve con reposo por un esguince. Me dejó re mal anímicamente, ni siquiera entraba a ver las redes —tomó mate— Por qué? vas a admitir que me extrañaste y por eso buscaste consuelo en el otro?
blanquee los ojos ante aquel comentario. Como si yo necesitara un hombre en mi vida
— mira, he vivido todos estos añitos sin necesidad de un hombre en mi vida asi que no te necesito ni a vos ni a Mateo —bufé
— no te ataques, mami. —me sonrió— Obvio que no me necesitas. De igual manera, te encanta estar conmigo, no? —ese egocentrismo era el que me encantaría hacerselo tragar
— ah, no se —me encogí de hombros— No serás vos al que le encanta estar conmigo?
su nula respuesta acompañada de esa blanquecina sonrisa contestó la pregunta sin palabras. Pero claro que él tenía que emitir opinión de igual manera
— a mi me encanta hacerte enojar, viviría para eso. Y para cojerte, obvio —añadió y me pasó un mate
— ah bueno —agarré el mate— Menos mal que somos amigos
— amigo será Felipe, Mateo, Candela. Yo soy tu wacho —se rió
— el único que quiere sos vos, Niquito. A mi me encanta esto que tenemos, así como esta —sorbí de la bombilla
"al menos por ahora" pensé
— por qué? no te da para decirle a ese que no lo queres tanto como decís? —elevó una ceja divertido— A mi también me encanta que este así como esta —acomodó algunos mechones detrás de mi oreja— Me gusta no tener responsabilidades con alguien, sin ofender, obvio
— no, tranqui. A mi también me gusta lo de ir y venir con libertad
— bueno, amiga. En un rato tengo que entrenar, te dejo en tu depto de pasada? —cuestionó
— bueno, dale. Sería un golazo —acepté
sin más, se levantó del sillón y me estiró la mano, luego de dejar el termo sobre la mesa ratona. Fruncí el ceño pero, dejando el mate a un lado, acepté su mano
en un movimiento rápido me levantó en su hombro y me llevó escaleras arriba hasta su habitación
— ah no, lo que te pesa la burra, mujer —me dejó sobre la cama
— bien que te encanta la burra que tengo, nene —me acomodé
— si, me tiene re loquito —me dió la espalda para buscar la ropa
admiré, en silencio, como se desvestia y se ponía su conjunto deportivo. Dándome el lujo de admirar su gran y trabajada espalda
dios, qué habré hecho bien en esta vida para verle la espalda a semejante hombre. Bueno, la espalda y mucho más
dejé salir una suave risa nasal y me acomodé boca abajo. Ahora que habia tocado la cama, me daba bastante pereza levantarme
— la puta madre, Paulina. Menos ganas de ir a entrenar tengo ahora —tiró y supe que me estaba mirando el culo
— yo también tengo que ir al gimnasio hoy —bufé recordandolo
— hacemos cardio juntos? —preguntó
quise decir que si pero cuando lo miré supe que se referia a otro tipo de cardio. Asi que solté una risita y negué rechazandolo por hoy
— además no me toca cardio —me senté
— igual te voy a cojer —se encogió de hombros
cuando terminó de armar el bolso me levanté de la cama y me crucé de brazos esperando que avise para irnos
su mano me acercó a él desde la cintura y elevé mi mirada para poder observar su rostro
— sos hermosa, mami —me tomó del mentón con seguridad— Me volves loco
— me vas a partir la boca de un beso o vas a seguir chamuyandome? —murmuré
— eso querés? —sonrió
— dame un besito —pedí
negó divertido ante mi pedido. Sin embargo, hizo lo que le pedí, dandome uno de esos besos que me tenían loca por él. Y como siempre, hizo presente aquella dominación y brusquedad que siempre tenía
— te parto toda —habló contra mi boca
— si no fuera porque tenemos responsabilidades, me agachó acá nomás —respondí
— casualmente me olvidé que tengo entrenamiento. Dale, rubia, haceme un favorcito —rogó
quién soy yo para negarme a este hombre?
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