CAPITULO VI LO QUE PUDO HABER SIDO

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La vida no había sino empezado, estaban en el momento de sus vidas y su relación había florecido por completo. Pedro pidió sus vacaciones, que a pesar de que no eran muchos días, los aprovecharon al máximo. Gerardo tuvo la idea de salir del estado, de haber podido lo hubiese llevado al extranjero, cuando escuchó la idea su mente no dejó de maquinar todos los escenarios, reconocía los lugares de los que Gerardo le hablaba porque los había visto en las fotos de sus redes sociales, no dejó de imaginarse en aquellos preciosos lugares con él, sería un sueño. Por supuesto no podían hacer eso, primero porque Gerardo tendría que cubrir todos los gastos y aunque eso le estaba dejando de molestar a Pedro, todo lo contrario, cada vez le agradaba más, la verdad que Gerardo tampoco hubiese podido cubrir unas vacaciones por su cuenta. El dinero que gastaba era lo que le daban sus papás, que siempre habían sido generosos, ya que era un buen hijo, educado y responsable, le daban cierta cantidad para que el pudiera disfrutar por su cuenta. Pero lo más importante y lo que los hizo ser realistas es que Pedro no tenía pasaporte, ni siquiera había salido de la ciudad, lo que evidentemente nunca le hizo pensar en tramitarlo, no solo porque no lo usaría, sino porque genuinamente no podría pagarlo. Eso dejaba la opción de salir del estado e ir a un lugar cercano, pero cuando confeso que ni siquiera había salido de la ciudad, Gerardo no podía creerlo.

- Bueno, ya sabes cómo fueron mis papás. No tengo papá y mamá solo se preocupaba porque yo pudiera sobrevivir, ni siquiera tengo juguetes, el entretenimiento no era importante para ello, por lo que los viajes ni siquiera estaban contemplados. De todos modos, no creo que pudiéramos salir mucho.

Gerardo se sintió apenado por pasar por alto eso, había pensado que Pedro había tenido experiencias similares a las suyas, a veces le costaba imaginar que no todos salían de viajes, algunas personas vivían toda su vida donde nacieron y ahí mismo morían, sin conocer otros sitios. Avergonzado por su error quiso enmendarlo llevando a su Pedro a conocer los municipios cercanos, si por algo era conocido el estado era por sus pueblos mágicos.

El primer día visitaron el jardín botánico que está apenas a las afueras de la ciudad, quedó maravillado. Había todo tipo de vida vegetal, desde enormes y viejos arboles hasta pequeñas y frágiles flores. Recorrieron todo el lugar con suma atención, Pedro estaba fascinado, aprendió bastante sobre la naturaleza, le encantaba. Se sentía más seguro rodeado de lo verde que cerca de las personas, por su puesto la compañía de Gerardo lo ayudaba, no se imaginaba disfrutando el jardín sin él, mucho menos haber hecho el intento de salir de la ciudad, hacía muchas cosas por él. Gerardo se encargó de tomar fotos, de las plantas, de ellos y de su Pedro, a veces le tomaba fotos sin que se diera cuenta, cuando caminaba, cuando admiraba y se acercaba a oler una flor, a veces era suficiente que estuviera parado para que le tomase alguna foto. No solo Pedro estaba perdido en Gerardo, Pedro era su perdición. Después de más de una hora regresaron al coche y se dirigieron a su siguiente destino.

Estaban llegando a llegando al pueblo, un municipio cercano a la ciudad donde vivían, bastante conocido por su café. Llegaron al centro de la comunidad y se estacionaron en una calle cercana, empezaron a recorrer la plaza, que era un parque. Lo primero que hicieron fue acercarse a las letras coloridas del nombre del pueblo y se tomaron fotos, sobre todo Gerardo aprovecho para tomarle fotos, Pedro aceptó, no le gustaban las fotos en las que solo estaba él, pero las toleraba porque le gustaban a Gerardo. Durante su caminata vieron bastante del pueblo, los coloridos y antiguos edificios, las calles, la vegetación. Luego de un rato regresaron al centro, habían visto un restaurante, así que decidieron comer ahí. Pidieron su comida, tradicional y al terminar, Pedro fue el que pagó. Ya era tarde, tenían contemplado visitar un museo, el museo del café, habían investigado y el recorrido era bastante interesante y la vista maravillosa, aprendías bastante sobre el proceso de cultivo y cosecha de este producto. No les daría tiempo de visitarlo por completo, así que decidieron que lo harían mañana, pasaron el resto de la tarde en el centro de la localidad, había bastante cosas que ver. A Pedro le gustaba, era un pueblo pequeño sin dudas, pero había algo en ello que lo hipnotizaba, la gente parecía amable pero más que ello, parecían unidos. Unión, era ello lo que más le impresionaba del lugar, era difícil para él ver algo como ello en la ciudad, si es que alguna vez lo había sentido, no. Pero aquí, aunque todos parecieran estar enfocados en lo suyo, aun así, parecían cercanos, eran una comunidad. No dejo de preguntarse lo maravilloso que sería sentirse así. Encontraron un hotel, las habitaciones eran rusticas, era perfectas, justo lo que querían.

Amor y otros desastresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora