Capítulo 6

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-Svetlana, ¿Qué tal estás? Veo que te has controlado.-dice mirando mal a Matteo.

-¿Controlar el que?-digo confusa.

- Tu nuevo instinto animal.

-¿De que hablas?

-La inyección que te metieron tenía adn animal, ahora eres más rápida, más fuerte y más letal.-dijo mi madre con frialdad.- Y aún así el hijo de los Licciardi sigue vivo. Que deshonrra has sido siempre.-dice mi madre con molestia.

La miro a los ojos y no veo a la mujer que me crio, veo a una mujer fría y calculadora, veo a una mujer que con su mirada me dice "te detesto".

Ver que lo que creía que era mi madre era una tapadera me entran ganas de llorar.

-Mama, ¿Por qué nunca me dijiste a lo que os dedicáis?

-En el momento en que naciste me di cuanta de que eres débil, hasta el pequeño Georgi es mejor que tu, así que decidimos que tendrías una vida normal, y cuando llegase la hora del exterminio... Murieses.

Me sale una lágrima por las declaraciones de mi madre, pero antes de que la lágrima caiga noto como mi madre me pega un bofetón.

-Devil, lloras al oír la realidad y busc-me madre fue interrumpida por Matteo, que le pego un puñetazo en toda la cara.

Yo me tapo la boca con las mano, él se gira hacia mi.

-Vamonos antes de que nos quieran matar.

-Охранники, возьмите их!-dice mi madre alterada.

-¿Qué ha dicho?-dice Matteo mirandome alertado.

-Corre.

Corrimos los dos hacia la puerta, la cerramos y corrimos lo más rapido que pudimos hacia la entrada de la trampilla.

-Las damas primero.-dice Matteo con una sonrisa.

-Como me mires el culo la tenemos.

Subo lo más rapido posible, le extiendo la mano a Matteo.

-No necesito ayuda.-dice seguro.

De repente se escuchan a personas corriendo, ahora sin dudarlo, Matteo me coge la mano y sube.

Una vez arriba cierro la trampilla y me siento encima de ella.

-Busca un mueble o algo para tapar la trampilla¡Rápido!

Matteo se va corriendo a por algo, mientras yo noto como dan golpes a la trampilla.

-Déjate de jueguecitos niña bastarda, abre la trampilla ¡AHORA!-oigo a mi madre desde el otro lado de la trampilla, furiosa.

No dije nada, pero escuchar a mi madre con ese tono tan frío hizo que algo en mi se rompiera.

Mi madre, la única mujer a la que he admirado, resulta ser una farsa, una tapadera.

Veo que Matteo se acerca con una clase de mueble raro, pone el mueble a mi lado, yo lo arrastro y lo dejo en mi lugar.

Voy directa a Matteo y le abrazo, él me devuelve el abrazo enseguida mientras que con una mano me acaricia el pelo.

-Tenías razón.-digo triste.

-¿En qué?

-En que mis padres querían que muriese.

Matteo no dice nada y me abraza más fuerte.

Esa noche fue la primera noche que dormimos abrazados.

No lo diré nunca... Pero me gusto.

La herencia malditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora