-Si, estoy segura, pero antes te tengo que decir una cosa.
Él frunció el ceño y se separó un poco.
-¿Qué?
-Yo nunca... Yo no... -me beso.
-Tendré cuidado.
Me siguió besando mientras me quitaba la camiseta, yo tenía la respiración acelerada.
Él encima de mi, besandome y sin camiseta.
Ahora si que estoy en el paraíso dentro del infierno.
Él me besa el cuello mientras me desabrocha el sujetador, pone una mano en mi pecho mientras con la otra me acaricia la cara. Yo mientras le quito los pantalones.
Lo necesito y rápido.
Estaba el en calzoncillos y yo en bragas, la poca ropa que teníamos molestaba. Mientras le beso el me mete la mano en las bragas y va masageandome el clitoris, yo gimo en su boca a lo que él sonríe en nuestro beso.
Él me quita las bragas y me da un apretón en el culo.
-No sabes las ganas que tenía de poder estar así contigo.-dice en un tono seductor que me excita.
Yo me acerco y le beso mientras me toca el culo.
Estoy en el cielo.
-Me toca.-digo.
Él arquea la ceja mientras sonríe con lujuria.
Hago que nos giramos quedando yo encima de él, me voy deslizando por su cuerpo mientras le doy besos en el torso, cuando llego abajo, le quito los calzoncillos y subo dejando besos, cuando estoy arriba otra vez, le beso el cuello y le succiono dejando un precioso chupetón.
-No pareces nueva Petrova.-dice con voz excitado.
Una vez ya estamos completamente desnudos, y me siento segura con él.
Él pone su miembro en mi entrada, me mira a los ojos y me coge de la nuca.
-Si te hago daño paro.
Yo asiento. Él me lo mete y yo veo las estrellas.
Joder si duele.
Él está quieto esperando a que yo le diga que puede moverse. Una vez le digo que si, se empieza a mover. Al principio duele mucho pero luego va siendo cada vez más placentero. Yo gimo y él me embiste cada vez más fuerte. Estamos en el punto del extasis.
-Me vengo.-digo gimiendo.
Entonces él se mueve más rápido y ahí siento que estoy en el cielo. Él empieza a jadear hasta que se corre.
Nos besamos y nos tumbamos juntos. Él me abraza en posición de la cucharita.
-¿Te ha gustado?-Pregunta él dejándome besos en el cuello.
Yo le miró y sonrió.
-Me ha encantado.
-Pues me alegra, porque no será la última vez, ahora eres mía, Svetlana Petrova, ningún otro hombre podrá tocarte, seré el primero y él último hombre en tu vida.-dice para luego besarme.
Yo le devuelvo el beso con ganas me sinto encima de él y sonrió.
-¿Te apetece otro round?-digo con una sonrisa traviesa.
Él sonríe y me besa el pecho.
Y así se describe la mejor noche de mi vida.
A la mañana siguiente me despierto y me tapo con una tela, me giro y veo a Matteo durmiendo desnudo.Eso si que es arte.
Me pongo la ropa interior y la camiseta de Matteo. Me tumbo a su lado y le beso.
Él me coge la cintura para profundizar el beso.
-Buenos días Licciardi.-digo a escasos centímetros de su boca.
-Buenos días Petrova.-dice dejándome besos por toda la cara.
Quien me diría a mí, cuando empezó toso esto que ahora estaría así con él.
Ahora estoy tan bien, que casi olvido el exterminio, pero no hay que olvidar nunca donde estamos.Matteo se levanta, se pone los calzoncillos y los pantalones, luego se pone a buscar su camiseta, así que toso falsamente.
-¿Qué?- dice Matteo sin mirarme.
-Mírame el cuerpo Matteo.
Matteo se gira y me mira, ve que llevo su camiseta y sonríe.
-No sabes lo que me pone verte con algo mío puesto.-se acerca a mi y me besa mientras con una mano me toca el culo.
-Me he dado cuenta que tienes cierta obsesión con mi culo.-Le digo riéndome.
-He estado mucho tiempo mirándolo, ahora que puedo tocarlo déjame disfrutar.- dice dejándome un beso
Estamos así un rato hasta que decidimos que es hora de irnos, ya los dos llevamos nuestra requerida ropa.
En el marcador ya sólo pone diez. En nada nos vamos a casa. O no.
Ahora estoy llendo de la mano con Matteo.
¿Qué pasará ahora?
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La herencia maldita
Storie d'amoreSvetlana, mejor conocida como Lana, una chica que cree que tiene una vida normal, pero nada más lejos de la realidad. A ella desde pequeña le dijeron que sus padres eran médicos, pero, gracias a un experimento del gobierno se da cuenta que no. Ahora...