Capitulo 11

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Respiro de golpe.

Abro los ojos y veo el estadio oscuro, no hay nadie, toso sangre y veo que todavía me desangro.

Es de noche, miro el reloj de la pared.

03:33 a.m

Me arrastro poco a poco a la enfermería, cojo todo lo que necesita para curarme, me miró el abdomen en el espejo y me lo coso, luego me pongo una venda en el abdomen y me tumbo.

Sin anestesia ni nada, que machota.

Me tumbo intentado recuperar el aire y de repente me acuerdo de todo.

Matteo me beso, y me dijo que me quería. Yo... Me moría.

¿Por qué estoy viva? ¿Donde está Matteo?

Voy a la habitación en la que la que me había duchado y cojo comida del minibar, recompongo fuerza y voy hacía fuera. Una vez fuera me doy cuenta que estoy desarmada.

¿Qué más dará? He "revivido".

Voy hacía la cabaña más cercana y veo a una chica durmiendo, al lado tiene una pistola.

Perfecto.

Me acerco y le muerdo, luego cojo la pistola y me voy.

Me paso toda la noche así, yendo a cabañas y matando gente.

¿Cuanta gente queda?

Miro el marcador

Diecinueve.

Joder, ¿Tanta gente a muerto esta noche?

Me dirijo hacia donde me guía el cuerpo, pero ya no encuentro a nadie.

Solo veo cabañas vacía y cadáveres en estado de putrefacción.

Camino y camino hasta llegar al muro.

-Psh.

Me giro de donde viene y veo a mi hermano. Me acerco a él en silencio.

-Hola Georgi, ¿Qué haces aquí?

-¿Que te dige de separarte de Matteo?-dice enfadado.

-Lo estoy buscando.

-Esta ahí dentro.-dice señalando el muro.

-¿Qué hace ahí?

-Mam... Mi madre lo a capturado.

Yo asiento.

Sasha Petrova, como te encuentre te mato.

-¿Como puedo entrar?

-Y para eso he venido yo, yo te abriré las puertas, pero ahí dentro vas tú sola.-dice mi hermano firme.

-Gracias hermanito. Te debo una.-digo abrazandolo.

-Deja de llamarme así Svet.-dice devolviendome el abrazo.- Que no te maten, eres mi única hermana.

No se si matarme es posible.

-Tranquilo, yo me las apaño.

Fuimos hacia una cabaña y abrimos una trampilla.

-Yo ya he estado aquí.

Él me mira confuso.

-¿A sí?

-Si, pero fue por accidente.

Entramos y llegamos a la sala de luces neón, pero esta vez no había nadie.

Él se dirigió a las pantalla, toco no se que  y estas se abrieron formando una puerta que daba a unas escaleras.

-¿Vamos?

La herencia malditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora