𝗢𝟳-𝗛𝗮𝗹𝗹𝗼

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Martes 8 de abril.

Departamento de policía de Ciudad Central.

12:34 p.m.

El día estaba relativamente normal, sin meta-humanos, sin crímenes y libre de caos; Eso debería ser considerado bueno pero realmente para Barry Allen resultaba bastante inquietante, sobre todo cuando su vida iba a la velocidad de la luz.

El bullicio habitual del Departamento de Policía de Ciudad Central llenaba el aire mientras los oficiales y detectives se movían de un lado a otro, ocupados en sus tareas diarias.

El castaño se encontraba en el laboratorio, revisando unos informes, aunque su mente estaba dividida entre su trabajo y los recientes acontecimientos que habían sucedido desde casi perder sus poderes, Jess descubriendo su identidad secreta, y saber que hoy tendría más descubrimientos sobre Joey Zimmermann.

Era mucho en que pensar.

De repente, el sonido de la puerta abrirse lo sacó de sus pensamientos. Levantó la vista y era Jessica quien se acercaba, a su lado venía un hombre que Barry reconoció de inmediato, aunque solo lo había visto en revistas científicas y en la televisión.

—Barry, quiero presentarte a alguien muy especial. —Comenzó hablando la castaña—. Este es mi padre, Walter Zimmermann.

Apenas Barry escuchó el nombre, sus ojos se abrieron con sorpresa y admiración. Frente a él, estaba Walter Zimmermann, un hombre de unos cincuenta y tantos años, con una presencia imponente pero amigable. Su rostro mostraba una mezcla de sabiduría y experiencia, y su porte reflejaba la confianza de alguien que ha dedicado su vida a la ciencia y la innovación.

—Barry Allen, ¿Cierto? —Preguntó Walter con una sonrisa cortes—. Es un gusto conocerte.

Barry tenía una sonría que apenas podía contener, estaba frente a uno de los más grandes científicos de la última década, quería decir algo pero maldición, no podía, la euforia no le dejaba articular ni el menor monosílabo o siquiera un diptongo.

—Para nada Señor Zimmermann, el gusto es mío. No, es un honor conocerlo. —Se apresuró a decir el hombre más joven—. He leído mucho sobre sus trabajos. Su investigación sobre la fusión nuclear y las energías renovables es fascinante.

Walter sonríe amablemente sintiendo simpatía por el joven forense que se mostraba más que feliz de verlo en vivo y a color.

—Gracias, joven. —Le agradeció con humildad ofreciéndole su mano a Barry para estrecharla—. Me alegra saber que mis trabajos han llegado a oídos de la nueva generación de científicos y expertos forenses.

Barry estrecha la mano de Walter, sintiendo la calidez y la firmeza en su apretón. Es un momento breve, pero significativo para Barry, quien siempre ha admirado a personas como aquel hombre, que han dedicado su vida a cambiar el mundo a través de la ciencia.

Jessica observaba la interacción entre su amigo y su padre con una sonrisa y en silencio. Sabe que su padre tiene un impacto en las personas que lo conocen, y ver a Barry tan impresionado no era una sorpresa para ella. Muy a diferencia de su hermano que a veces se incomodaba por la presencia de personas que pudieran admirar a su padre o a ella, ¿Por qué? Jamás lo supo, Joey jamás le quiso hablar sobre eso.

—Papá, Barry es uno de los mejores forenses de Ciudad Central, y ha estado ayudándonos mucho aquí en el CCPD. —Intervino la única mujer del lugar—. Pensé que sería bueno que se conocieran, dado que ambos podrían tener más en común de lo que piensan.

Barry se sintió halagado por las palabras de Jessica, pero también notó un tono en su voz que indicaba el verdadero motivo de aquella reunión había comenzado. Era el momento para hablar de Joey Frederick Zimmermann.

𝙆𝙀𝙀𝙋 𝙍𝙐𝙉𝙉𝙄𝙉𝙂 | 𝘽𝙖𝙧𝙧𝙮 𝘼𝙡𝙡𝙚𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora