Reinicio

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Dos días habían pasado desde que había dejado Francia. Tomando una comida en un restaurante de paso, me había enfocado en mi misión.

¿Cómo habría soportado tanto al estar en mi piel?

Como si lo hubiera llamado, Spook se materializó. -Apolo está comiendo. Te estamos esperando.- Dijo.

Dejé un par de billetes junto a mi plato, con una generosa propina. Sabía que mi nueva vida me había dado el dinero necesario para hacer lo que necesitaba.

Fuera del restaurante, no tardé en encontrar a Spook y a Apolo esperándome.

Con Apolo sobre mis hombros y mi mochila en mi espalda, comenzamos a correr a través del bosque. Spook seguía mis pasos con destreza.

El aire fresco se sintió bien en mis pulmones. Mientras corríamos, pude sentir que estábamos cada vez más cerca de nuestro destino.

-¿Hacia dónde vamos?.- Preguntó Spook, dejando que sus pies tomaran una vereda oscura en el bosque.

Yo le respondí. -Iremos a las afueras del pueblo. Ojalá mi auto lo hayan dejado ahí.-

Pero no había nada seguro.

El destello de un pequeño resplandor atrajo mi atención, entre las ramas y las plantas. Era una forma familiar.

Me detuve en medio de la maleza.
-Allí.- Un auto rojo se encontraba, casi envuelto en las plantas.

-No queda nada que hacer más que entrar.- Dejé a Apolo en el suelo y empecé a retirar las plantas del auto.

Mis manos se movieron sobre la corteza del vehículo mientras trataba de arrancar los tallos y las ramas de alrededor.

-¡Es éste!.- Le dije, después de corroborar que la matrícula del auto era correcta.

Abroché la manija con cuidado y me preparé para entrar. Al abrir la puerta, me invadió un olor a húmedo y sangre seca.

Mi mano estaba pegada a la llave. La presión de mi mano en el metal me había recordado el día que me fui.

-Esto es lo que sentía.- Dije en voz baja, mientras el recuerdo de mi misma, huyendo de mi anterior hogar, me regresaba.

La desesperación me invadió. Y la desesperación se convirtió en miedo, en todo tipo de cosas.

-No, no, no.- La calidad de ese recuerdo era tan clara. Estaba llorando y gritando, desesperada buscando un refugio.

"Necesito alimentarme". Pensé, mientras esa locura de sangre emergió en mi. Podía oír mi suspiro, y mi grito. Podía sentirlo.

Los recuerdos eran como una película trágica para mi mente. Me recordaba corriendo por el bosque, llorando con los dientes apretados, gritando sin saber lo que estaba haciendo.

Sin embargo, ese día de espanto terminó con la llegada de Spook.

Pude verlo. Era tiempo lento. Sus ojos preocupados y su mano extendida. Sus labios se movieron, pero yo no oía nada. Su abrazo fue poderoso, seguro y reconfortante.

En ese instante, todo volvió a comenzar. El momento en el que todo fue puesto a prueba.

Mis pensamientos se centraron en el presente. Empujé la puerta del auto con más fuerza de lo que pensaba. Spook me miró preocupado.

Luego, me moví, soltando un fúnebre eco de mi paso. Corrí hacia un árbol y lo pateé. El tronco comenzó a caer, con una fuerza que dejó sin aliento.

Mi mirada se volteó hacia Spook una vez más. -¡Vámonos!.- Le dije, él no necesitó más indicaciones. Corrió hacia la puerta trasera del auto y subió a Apolo.

Metamorfosis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora