Estaba terminando de subir mi equipaje al auto, sabiendo que mi calma no duraría por mucho tiempo. Raphael y Alejandro podrían llegar en cualquier momento.
El horizonte se teñía de rosa, anticipando el amanecer, mi corazón latía despacio, aún confuso sobre lo que tenía que hacer.
Escuché que alguien estaba caminando sobre el techo de mi auto, y dije: -Te recuerdo que hay humanos viviendo en este pueblo, hazme el favor de ser discreto.-
En el parpadeo de un ojo, se posó delante de mí. Fue Alejandro, su sonrisa se curvo cuando me miró.
-¿Y Rapha?.- Le dije.
-Lo veremos en el aeropuerto.- Respondió Alejandro. -Tiene algunos asuntos que terminar antes de nuestro viaje.-
-Bueno, supongo que no le costaba nada avisarme.- Dije, mientras subía sus maletas.
Alejandro se acercó y me miró directo a los ojos, con una mirada intensa y apasionada. -Oye, sobre lo que pasó hace unos días...-
Sabía que tarde o temprano tendríamos que hablar de ello, fue un momento que no olvidaría nunca.
-Haremos como si no hubiera pasado.- Le dije con fuerza.
Su presencia física era tan poderosa que era casi palpable. Parecía como si estuviera a punto de decir algo, pero desistió.
-Yo me casaré y tú seguirás siendo tú.- Concluí. -Así son las cosas.-
Él alzó una ceja y sonrió, como si sabía lo que yo no estaba diciendo.
-También noté que no estás usando tu anillo de compromiso.- Dijo, señalando mi dedo desnudo.
-Son cosas de trabajo.- Dije, tratando de desviar la conversación.
Con un movimiento inesperado, Alejandro sacó de su bolsillo mi anillo de amatista y lo puso en mi dedo.
-Este se ve mucho mejor.- Yo traté de no responder, pero el calor de su tacto lo hizo imposible.
-Piensa lo que quieras.- Dije con una voz cargada de emoción.
Sabiendo perfectamente que cada minuto que estuviera con él disminuía mi capacidad de decisión, dije: -Sube al auto antes de que cambie de opinión y te deje aquí.-
La tensión que había era tan gruesa que podía cortarse con un cuchillo, Alejandro parecía incómodo, se subió al auto sin decir nada más.
Mientras conducía, Alejandro me miró y dijo -Oyuki me contó que tu prometido habló contigo.-
Una corriente fría recorrió mi espalda. -Sí, algo hay de eso, nada interesante.- Dije, tratando de dar a entender que no quería hablar de eso.
Los dedos de Alejandro se tensaron sobre su muslo y podía sentir cómo su respiración se volvió más profunda.
-Me entra la curiosidad, ¿cómo lo conociste?.- Preguntó Alejandro.
-Fue en la universidad, éramos compañeros de clases.-
-Supongo que la conexión fue inmediata.- Dijo Alejandro, como si supiera más de lo que me decía.
-Sí, por parte de él.- Le dije, y sentí como mis recuerdos volvían a la superficie. -En ese momento solo podía sentir las emociones de las personas, así que aproveché eso.-
Alejandro se quedó en silencio por un momento. -¿Y cuándo empezaste a sentir algo por él?.- Me preguntó con voz calmada.
-Los vampiros no tenemos emociones.- Dije, tratando de mantenerme fría.
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Metamorfosis
VampireSeis años han transcurrido desde la noche en la que Daphne Ward desapareció sin dejar rastro. Michael Ward, encerrado en una celda oscura y tétrica, espera ansioso por alguna respuesta. El mundo cambia, pero la ira que lo consume no disminuye. Sin e...