Black hole

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Mientras me guiaba, noté que Alejandro me conducía a una cabaña.

La reconocí al instante. La piel se me erizó y sentí que cada detalle de la vida que había perdido empezaba a sobrepasarme.

Alejandro se detuvo y me dijo: -Entra, por favor. Lo siento por el desorden.-

Con un pequeño gesto de la mano, señalando hacia la entrada. Mis pies entraron y me asaltaron imágenes de la última vez que había estado aquí.

-Dios mío, se ve tan sucio y desolado...-

-Aquí, puedes sentarte.- Dijo, limpiando una silla con un paño. -Iré por algo de beber.- Continuó, moviéndose lentamente.

Me senté, aún sorprendida por lo que estaba viendo.

Alejandro volvió con dos vasos de vino y, mientras se acercaba, me preguntó. -¿Y bien? ¿Qué es lo que querías hablar?.-

Sin meditarlo, recogí un pequeño cuchillo y, mientras me cortaba, Alejandro me miró asombrado, balbuceando -Dios...-

-¿Qué me pasa?.-

Alejandro me miró directamente y me preguntó, -¿Cuándo fue la última vez que cazaste?.-

-Hace seis años.- Respondí, con la sangre goteando de mi muñeca.

-Eso es imposible.- Dijo mirando la sangre que manaba.

-Es posible porque lo estás viendo.- Respondí, sosteniendo su barbilla con mi mano. -Lo he logrado durante seis años y lo seguiré haciendo.-

Alejandro tomó mi mano y se regenero. Con su voz cálida, me preguntó viendo mis ojos: -Entonces, ¿cuándo te casas?.-

Sin titubear, respondí: -En un mes.
No te metas en mi privacidad.-

-Te recuerdo que tú ya tenías otro anillo.- Dijo Alejandro.

-Y yo te recuerdo que nunca escuché una pedida de matrimonio. ¿Entonces, cuál es tu punto?.- Pregunté, aburrida de sus juegos.

-De primera instancia, es evidente que necesitas alimentarte. En un cuerpo inmortal es como morir de inanición.-

-Yo no pienso jamás volver a alimentarme.- Dije mirándolo directamente a los ojos. -Tengo mis propias soluciones.-

-¿Cómo has logrado sobrevivir durante tanto tiempo?.- Me preguntó.

-He utilizado una inyección que retrasa los instintos de la sed y el hambre.- Le expliqué.

-¿Y qué tanto tiempo comprará eso?.- Continuó él, con un tono de incredulidad.

-Es una mezcla de hierbas y medicamentos que retrasan la necesidad de beber sangre.-

-Entonces, ¿cómo funciona?.- Insistió Alejandro.

-Dependiendo del grado de necesidad, puede ser inyectada en la garganta o en el pecho, el dolor que se experimenta indica que el efecto está bien implementado.-

Alejandro pareció satisfecho con esta respuesta y añadió: -Bueno, supongo que es un punto a favor el que nosotros no sentimos el dolor.-

Tras beber un poco, me miró satisfecho, pero yo no lo estaba tanto. -Habla por ti. Ese dolor no se lo deseo a nadie.-

-¿Y has intentado dejar de usarlas?.-

-Cuando estaba empezando a adaptarme era muy recurrente para intentar controlarme, pero últimamente es cada cierto tiempo.-

-Por lo que veo, tienes mucha fuerza para haber sido vampiro durante todo este tiempo.- Dijo al mismo tiempo que movía su cabeza ligeramente.

-Tienes razón.- Admití con una ligera sonrisa. -Creo que me siento un poco mejor.- Mi frente comenzó a relajarse y mi postura a recobrar su energía natural.

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