Seis años han transcurrido desde la noche en la que Daphne Ward desapareció sin dejar rastro. Michael Ward, encerrado en una celda oscura y tétrica, espera ansioso por alguna respuesta.
El mundo cambia, pero la ira que lo consume no disminuye. Sin e...
Me encontré apretando mi dentadura contra la carne de su cuello. Por un momento me detuve a disfrutar del insistente olor, pero algo me frenó.
Era como si una fuerza más poderosa me detuviese. ¿Qué podía ser? ¿A dónde me estaba llevando mi deseo de venganza?
-Termina con esto.- Dijo Michael, su voz ahogada y entrecortada. -Deja de jugar conmigo.-
-No.- Respondí, tapándole la boca con mi mano. -No soy como tú, soy diferente.-
La cabeza se llenó con el aroma de su sangre y sudor. Sabía que esto cambiaría todo para siempre.
-Si intentas escapar, lo pagarás con tu propia vida.Trata de entender esto.- Le dije, sujetándolo con más fuerza.
Le tapé la boca con una mano, y con la otra le aferré la mandíbula.
Caminé afuera de la casa con Michael bajo mi brazo, arrastrándolo como si fuese una bolsa de basura. Seguí camino al auto, que estaba estacionado en la parte de atrás.
Michael se estaba quedando sin fuerzas, pero él seguía estrujando sus puños. Lo empujé al asiento del copiloto y cerré la puerta con fuerza.
Me subí, acomodándome junto al volante. Lo miré y le dije -Regresaré a la casa por Apolo. Mientras tanto, ¿por qué no te dedicas a explicarme todo lo que has hecho hasta ahora?.-
Él apenas podía respirar y escupió sangre a mi lado.
Saqué el auto del camino y regresé a la calle principal, manteniendo el volante bien sujeto con mis dedos.
Sin embargo, justo cuando cruzamos las entradas de la autopista, Michael me lanzó un golpe. El volante giró hacia la derecha, casi sacándome de la carretera.
-¡No!.- Le grité.
Michael salió corriendo del auto hacia el bosque, sin detenerse a mirar atrás. Yo me desprendí de los cinturones y salí de un salto por la ventana.
El bosque estaba cubierto por la neblina y yo no podía ver más allá de un par de metros.
Cerré mis ojos y inhalé profundo. Podía sentir la carretera cercana, y su respiración entrecortada.
Cuando abrí los ojos, estaba de pie en su camino, con mis ojos rojos brillando. -Te lo advertí.-
Salí disparada hacia delante, saltando sobre él y poniéndome a su altura en un solo movimiento. Michael estaba pálido y tembloroso de terror.
-Reza por tu alma.- Le dije, mientras le clavaba la mirada.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Buenos días Francia.Hoy amanecemos con muy buenas noticias. René Lonescu, una de las nuevas estrellas en el mundo de la moda, está lanzando su primer casa de modas. Vamos a desearle mucho éxito y prosperidad en este nuevo proyecto.
