Simulacro

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"Es el día previo a la batalla." Me dije mientras abría los ojos y vi la luz del sol entrando por las ventanas. Después de vestirme, bajé a la cocina para preparar el desayuno antes de que Michael se despertara.

De pronto, escuché un sonido. Era Michael, quien dijo con una sonrisa: -Aún siendo más liviana, puedo seguir escuchando el sonido de tus zapatos.-

-Tengo omelette de champiñones.- Le dije con una sonrisa. -Siéntate y desayuna, ¿Quieres un poco de café?.-

Mientras Michael se sentaba y se disponía a comer, yo le preguntaba: -¿Cómo te sientes hoy?.-

-Siento algo extraño.-  Respondió Michael. -Tú todavía pareces estar igual que siempre.-

Y yo sonreí, mientras le respondía: -Porque soy la misma de siempre, sólo que más vieja.-

-Tengo bastante curiosidad, ¿Cual es la parte que no te gusta de ser un vampiro?.- Me preguntó Michael mientras terminaba su desayuno.

Sentí que mi corazón se encogía al pensar en mi respuesta: -Lo único importante para mí. Nunca podré tener hijos ni conocer el amor incondicional al ver a alguien que creció dentro de mí.- Me sentí devastada por eso.

Michael se levantó y me tomó de la mano. -Sabes que lleva mucho tiempo que no nos vemos y no tengo idea de lo que te gusta ahora.- Dijo, mirándome a los ojos. -Pero te pido que no te arrepientas de convertirte en mortal.-

Me quedé mirando a Michael sin saber qué decir.

-Dale de comer a Apolo, yo estaré alistando  mi auto.-

Michael me miró con preocupación: -¿Estás segura de que quieres seguir adelante con esto?.-

-Sí.- Le respondí. -Tengo que hacerlo. No hay vuelta atrás ahora.-

Era un día hermoso y soleado mientras caminábamos por el bosque

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Era un día hermoso y soleado mientras caminábamos por el bosque. Alrededor de nosotros, las hojas caían desde los árboles y hacían ruidos suaves al crujir bajo nuestros pies. Yo llevaba el carrito del equipo mientras Michael caminaba a mi lado.

Al llegar al lugar, Michael le preguntó: -¿Cuántos vampiros hay?.-

-Oh, no lo sé.- Le contesté. -Pero espero que no te coman.-

Michael rió: -Umm, ojalá no.-

Y yo continué: -Estaría bien que no fueran a más que dos o tres.-

-¿Qué sucede?.- Me preguntó, al advertir mi expresión.

Yo apreté los dientes y le dije: -Están aquí. Puedo escuchar sus pensamientos... pueden oler tu sangre, así que tendremos que actuar con rapidez.-

Michael se lamió los labios nerviosamente y tomó posición. Todos habían llegado, se reunieron alrededor, con miradas sedientas y desafiantes. Eran los vampiros de la manada.

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⏰ Última actualización: Nov 03 ⏰

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