Superioridad

4 1 0
                                    

Ahí estaba, inmóvil en el centro de la habitación, encarándome con Michael. Y me encontré mirando a la silla de ruedas en la que estaba sentado. Todo estaba tan confuso.

Michael me miró con una mezcla de sorpresa y alivio.

-Daphne.- Dijo, su voz grave temblaba un poco. -Ya regresaste.-

Mi corazón dio un vuelco.

Miré a mi tío y mi rostro se volvió intenso. -¿Por qué terminaste así?.- Le pregunté, y mis labios se tensaron.

Él sacudió la cabeza. -¿Acaso no recuerdas?. La vez que intenté escapar y me tiraste contra un árbol.-

Apunté la mirada hacia la puerta, y vi al policía que nos estaba vigilando. Necesitaba un momento a solas con él, y si era necesario, tenía mi propio poder de persuasión.

Le abrí la puerta y me dirigí hacia el oficial. En mis manos, le tendí varios billetes. -Necesito privacidad. Anda.-

Dirigí nuevamente mis ojos hacia mi tío, y me senté frente a él, en una silla que había en la habitación.

-Mejor.- Dije con más calma ahora. -Necesitamos hablar, Michael.-

Michael frunció el ceño y preguntó, con sorna. -¿Qué necesitará un inmortal de mí?.- Agitando su silla.

Me golpeé en la esquina de la mesa y sentí la aguda sensación de dolor. Mi sangre empezó a manar.

Él se inclinó hacía mi, y sus manos me levantaron el brazo. -Increíble.- Dijo, mientras veía mi herida comenzar a curarse. -Maravilloso.-

Me volví hacia él y le pregunté: -¿Sabes qué me pasa?.-

Él sacudió la cabeza y dijo: -Daphne, ¿cuándo fue la última vez que cazaste?.-

En mi silencio, la respuesta era obvia.

-La única vez que comí fue hace seis año. Jamás volví a matar a alguien.-

Las palabras salieron como una confesión. -Solo soy una inmortal tratando de vivir una vida normal.-

Michael levantó una ceja, mirándome con severidad. -Daphne, no seas ingenua. Tu cuerpo necesita alimentarse si o sí, o terminarás perdiendo tu poder.-

Me quedé callada.

Tragué saliva. -Yo no quería ser esto, ellos me convirtieron.-

Michael frunció el ceño y replicó, -¿Qué? ¡Eso no está permitido para los vampiros!. ¡Los otros clanes vendrán a pedir justicia! ¡Eres una hereje!.-

Lo tomé de la camisa y grité.- -¡Te recuerdo que quien me disparó tres veces fuiste tú!.-

Michael me retó. -¡Los disparos eran para Alejandro, no para ti!.-

Mi puño apretó la camisa. -No me menciones a ese hombre.-

Michael se rio con sarcasmo. -¿Qué?, ¿El plan de llevarte a Italia y vivir una eternidad juntos no resultó?.-

Levanté la cabeza, con todo mi orgullo. -Escapé.-

-Entonces tendrás que volver a él si quieres respuestas a lo que te pasa.&

Los ojos me enrojecieron. -¿Cómo crees que sabe la respuesta?.-

-Él es de los Carpatios. Son los únicos que están fuera del Reino de la Sangre, son manadas independientes.-

-¿De dónde conoces a Alejandro?.-

Él se reclinó contra su silla de ruedas, cerrando los ojos y diciendo: -Éramos amigos de tu padre.-

Metamorfosis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora