Capítulo 24

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He llegado a la deprimente conclusión que mi esposa no posee ni un átomo de diversión en su hermoso cuerpo

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He llegado a la deprimente conclusión que mi esposa no posee ni un átomo de diversión en su hermoso cuerpo.

Es malhumorada y melancólica, y el concepto de relajarse se le escapa por completo.

En realidad, no debería sorprenderme que sea una imbécil tensa con tendencias controladoras, no cuando he estado en su órbita durante... toda mi vida.

Y sin embargo lo es. En cierto sentido, al menos. Pensé que tal vez sabía cómo reír, pero no conmigo.

Es capaz de divertirse, pero solo cuando no estoy cerca.

Pero tampoco creo que sea posible. Al menos, no genuinamente. Solo ha sido feliz cuando Seulgi o sus padres están cerca, e incluso eso no es a menudo garantizado para sacudir su núcleo melancólico.

Una razón más por la que mi idea de salir una noche es una forma fantástica de descongelar la capa sociópata que envuelve su corazón.

Aunque probablemente sea una ilusión. Pero, oye, no lo sabré hasta que lo intente.

Además, aceptó mi invitación solo después que amenazara sus tendencias posesivas. De todos modos, una victoria es una victoria.

Naturalmente, volvimos a casa porque se negó a dejarme salir ni un paso más con la ropa que exhibí no en uno, sino en sus dos lugares de trabajo.

El vestido por el que opté no se puede acusar de modesto, pero me llega a las rodillas. Naturalmente, Lisa también exigió otro cambio porque la mitad de mi espalda estaba a la vista.

Exigencia que le fue denegada.

—Deberías haberme dejado usar la falda y el top tan bonitos de esta mañana. —Hago un mohín después de sentarnos en una mesa alta de un gran restaurante libanés de Insadong.

Lisa levanta la vista del menú, y la desapasionada y odiosa indiferencia de su mirada podría desencadenar unas cuantas guerras.

—¿Bonitos? ¿Así es como los llamamos?

—¿Qué más?

—Ropa de audición para una stripper es más apropiado.

—Hmm. Lo consideraré. ¿Conoces a algún dueño de un buen club?

Entrecierra los ojos hasta convertirlos en ranuras.

—¿Eso es sarcasmo?

—Hablo muy en serio. Esas chicas tienen las mejores historias que contar. Formaría el equipo de chicas más interesante de la historia.

—No vas a poner un pie en un club de striptease, Jennie.

—¿Ni siquiera como espectadora?

—No.

—Pero las chicas están buenas.

—Más razón por la que no irás.

—Podría ir a tus espaldas. —Guiño un ojo y juego con la pajita de mi mojito muy virgen.

Mrs. Manoban |  Adaptación Jenlisa (G!P) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora