Me enamoré de la villana.
Sucedió cuando era una chica despistada.
Pero ella despiadadamente rompió mi corazón y lo atrapó en un frasco.
Desde entonces, juré odiarla hasta el fin de mis días.
Lalisa Manoban puede ser un demonio salvaje, pero yo esto...
❝ I don't need to see, have your way with me. Keep me in the dollhouse, dressed up, perfect, messed up❞
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El aire crepita con crueles intenciones cuando mi mirada choca con su gélida mirada nublada.
Una tormenta impredecible que me arrastrará si respiro mal.
Siento presión en el estómago al sentir su cuerpo sobre el mío, empequeñeciéndome, dominándome, intimidándome.
Absolutamente adictivo.
No me di cuenta de cuánto la echaba de menos hasta que su piel volvió a tocar la mía.
Me estoy quemando mientras vuelvo a caer en la órbita del sol.
Mi corazón se acelera, mi sangre ruge, pero todo lo que puedo hacer es mirar fijamente a mi diosa hecha a medida.
Lisa se quita el cinturón, el sonido resuena a nuestro alrededor como un látigo, y me rodea las manos con él.
Me meneo para liberarme.
—No.
—¿No? —repite con engañosa calma.
—Quiero verte. Como es debido.
—Y quiero hundir mis putos dientes en tu garganta y ensuciar esa piel con sangre.
—Trato hecho. —Exhalo, mi voz es un susurro caído en el silencio.
—Jesucristo. ¿Te digo que quiero sacarte sangre y tú solo aceptas? ¿Has perdido la maldita cabeza?
—No. Confío en que no me harás daño y sé que si te pido que pares, lo harás. Es un precio razonable por verte desnuda. —Me siento sobre sus muslos y desabrocho el segundo botón de su camisa con dedos temblorosos—. No me gusta cuando soy la única que se desnuda. Sé que lo haces por poder, pero me hace sentir como una muñeca sexual en la que te desahogas.
—Mierda. —Se abre la camisa y jadeo, mientras los botones vuelan por todos lados y ruedan por el suelo.
Se quita los pantalones y el bóxer mientras me mantiene en equilibrio encima de ella. Tanteo con la cremallera y me quito torpemente el vestido y las bragas de encaje.
Nos desnudamos en un tiempo récord hasta que ambas quedamos completamente desnudas. Por primera vez. Mientras la miro, al menos.
Me encanta la intensidad con la que me mira. Se me calienta la piel ante el oscuro deseo, la pasión al rojo vivo y la necesidad de tocarme que brilla en sus ojos.
Lisa me tira hacia atrás sobre su regazo y su enorme erección me roza el culo.
