Me enamoré de la villana.
Sucedió cuando era una chica despistada.
Pero ella despiadadamente rompió mi corazón y lo atrapó en un frasco.
Desde entonces, juré odiarla hasta el fin de mis días.
Lalisa Manoban puede ser un demonio salvaje, pero yo esto...
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Un año y medio después.
—Creo que voy a morir.
Aparto de su cara los mechones castaños de mi mujer.
—No mientras yo esté aquí.
—Cuando dije que quería tres hijos, no quise decir al mismo tiempo.
—Lo sé.
—Todo es por tu culpa, cabrona insensible. —Cierra los ojos, mientras se sienta erguida y la pequeña Hyein le chupa el pezón.
Le quito con cuidado el biberón a Yeonjun y luego lo llevo a la cuna para que esté tumbado al lado de su traviesa hermana Hanni.
Los trillizos ya tienen casi cuatro meses, que es la edad perfecta para que tengamos pesadillas en las que se despiertan llorando.
¿Dormir? Hemos perdido la definición de eso.
Sí, Jihyo ayuda y tenemos una niñera, pero mi mujer rechaza la idea de entregar sus "responsabilidades maternales", como ella las llama, a otra persona.
Y esto fue después de que tuviera uno de los partos más duros con esos tres y que el parto durara toda una noche. Pude haber amenazado con matar al médico si no la sacaba de una pieza.
Cuando terminó el trabajo exponencial de dar a luz a tres humanos enteros, estaba agotada, tenía los labios agrietados y la cara había perdido el color, pero en cuanto la enfermera nos puso a nuestros bebés en brazos, sonrió y lloró.
Fue en ese momento cuando me di cuenta que ahora tengo que responsabilizarme de toda una familia. Dos preciosas niñas y un niño. Y lo más importante, su madre.
Jennie los llama su golpe de suerte porque ganó el concurso internacional de violonchelo el día que se enteró que estaba embarazada.
También la llamaron para actuar con una de las orquestas más acaudaladas de Seúl cuando estaba embarazada de ellos, tres veces.
Si no hubiera dado a luz, ahora estaría actuando en París, Viena y Berlín.
Pero ha elegido centrarse en "nuestra familia", como le gusta recordarme.
También quiere implicarse en organizaciones benéficas de salud mental con la ayuda de su madre.
Mi mujer tiene mucha ambición desde que emprendió su viaje autoimpuesto de curación.
Sí, hay días en los que se deprime o se vuelve loca, pero son pocos. Me ha costado más de un año, pero ya no me preocupan sus episodios, ni me dan miedo ni la posibilidad que se haga daño.
Además, aunque se sienta mal, suele llamarme o venir a mi despacho y decirme que necesita mi compañía. Ya no se esconde ni se avergüenza de quién es.
Jennie busca activamente a la Dra. Yoon y dijo que, si fuera necesario, estaría dispuesta a ingresar de nuevo en el instituto para nuestro futuro.
Su aceptación gradual de sí misma la ha hecho más bella y enloquecedora. Físicamente no puedo alejarme de ella más de un día o siento signos de abstinencia violenta.
