Me enamoré de la villana.
Sucedió cuando era una chica despistada.
Pero ella despiadadamente rompió mi corazón y lo atrapó en un frasco.
Desde entonces, juré odiarla hasta el fin de mis días.
Lalisa Manoban puede ser un demonio salvaje, pero yo esto...
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Nochedel accidente.
Cuando saqué a Jennie del psiquiátrico, todos se opusieron.
Todos. Cada. Uno.
Mi padre incluido.
Sin embargo, no estaba dispuesta a verla intentar suicidarse de nuevo. O, peor aún, reforzar aún más la seguridad o ponerle una camisa de fuerza. Eso no ocurrirá bajo mi vigilancia, por mucho que sus padres argumenten que darle el alta no es la solución adecuada.
O cuánto diga la Dra. Yoon que mi mujer es propensa a mostrar un comportamiento dañino tanto para ella como para los que la rodean. Es decir, a mí.
Se equivoca.
Jihyo, Wang y yo lo tenemos bajo control. Si se pone nerviosa por mi presencia, cosa que últimamente ocurre a menudo, simplemente la pierdo de vista y dejo que Jihyo se ocupe de ella. Es una profesional de la medicina y terapeuta cualificada, que es en parte la razón por la que mis padres la contrataron como mi niñera. Sabía cómo lidiar con mi comportamiento destructivo y maneja a Jennie profesionalmente bien cuando tiene sus episodios.
También fue la primera que se dio cuenta que el estado de mi mujer empeoraba cuando yo estaba presente y se lo informó a la Dra. Yoon.
Debido a los frecuentes episodios de Jennie, he tenido que ausentarme más de lo que prefiero. Incluso esta noche me he dedicado a hacer papeleo en la oficina y Alan me ha traído de vuelta a casa cuando Jihyo me avisó que mi mujer se había quedado dormida.
Brindo por otra noche de verla a través de los monitores.
Aunque odio admitirlo, Wang tenía razón cuando dijo que esto no es un matrimonio, sino una tortura para las dos.
Jennie no quiere estar conmigo, y aunque me tiene miedo desde la boda, a menudo sugiere que nos separemos mientras jura que nunca le contará a nadie lo del asesinato.
Me vuelvo más cruel cada vez que lo menciona, pero es porque es el único método que se me ocurre para mantenerla a mi lado. Si me tiene miedo, nunca me dejará.
Si me tiene miedo, se dará cuenta que su supervivencia solo depende de mí.
Sí, reconozco que si confío en la Dra. Yoon y hago que la ingresen en el hospital durante cinco o seis meses y le doy tiempo para que pruebe su método terapéutico, quizá consiga una esposa más presente. Tendré a la chica cuya vida se entrelazó tanto con la mía que no me la imagino sin ella.
Pero las imágenes de ella estrangulándose con las sábanas en aquella maldita y oscura habitación de hospital me persiguen.
No volveré a ponerla en ese lugar. Nunca.
Me paso una mano por la cara y suelto un largo suspiro, luego sonrío amargamente.
Hubo un día en que pensé que me sacaría esta obsesión de encima y seguiría con mi vida, pero solo conseguí encariñarme tanto con mi mujer que las náuseas me llenan la garganta ante la idea de perderla.
