Capítulo 32

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—Algo me pasa

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—Algo me pasa.

Las palabras salen de mi boca en un susurro embrujado. Probablemente porque nunca quise pronunciarlas en voz alta, y mucho menos admitirlas ante otra persona.

Esa persona es mi terapeuta. Mi nueva terapeuta.

Sustituye al otro terapeuta cuyo destino es desconocido en el mejor de los casos y saboteado por mi mujer en el peor.

La Dra. Yoon es una mujer blanca de mediana edad con un corte de pelo pixie, que lleva un elegante traje pantalón informal y unos delicados pendientes de brillantes.

Le sorprendió mi aparición en su despacho de Garosu-gil Street, sobre todo porque utilicé un nombre falso para concertar una cita.

Siempre que lo intenté en el pasado, me rechazaron a menos que mencionara que iría acompañada de mi tutora legal. Es decir, mi esposa.

Así que tuve que ser creativa.

Si a la doctora no le gusta, no lo demuestra con su expresión facial neutra que podría pertenecer a monjes que cultivan en montañas lejanas.

Me mira fijamente mientras me recuesto en la tumbona frente a ella.

—Debido a nuestro plan de tratamiento, no puedo hablar con usted en ausencia de su tutora a menos que ella lo autorice previamente, Señorita Manoban. Mi asistente concertará otra cita...

—¿Porque estoy loca?

—Porque estoy legalmente obligada a hacerlo.

Me muerdo el labio inferior y lo suelto antes que me salga sangre.

—Entonces, ¿puede decirme qué puedo hacer por mi cuenta? ¿Puedo siquiera abrir una cuenta bancaria sin su presencia? ¿Reservar un vuelo? ¿Una habitación de hotel?

—Estoy segura que puedes discutir esto con tu esposa.

Sacudo la cabeza pero no digo nada.

Durante las dos últimas semanas, hemos caído en esta burbuja que he creado para las dos. Lisa ordenó que trasladaran mis cosas a su habitación la mañana después de la fiesta. Incluso me dejó redecorarla y convertirla en esta extraña pero de algún modo hermosa mezcla de rojo y gris.

Aunque sí refunfuña por las mullidas zapatillas con las que tropieza y el albornoz de plumas que hay en su silla. Y la toalla en el suelo.

Es una causa perdida organizada. Aunque me llama caos en envoltura roja mientras recoge mis cosas y las ordena de forma neurótica.

Desde aquella primera vez, no ha vuelto a follarme vestida. Ni una sola vez. Y siempre elige posiciones en las que estamos una frente a la otra, incluso si me ata a su cabecera.

Todavía me mira.

Todavía maldice en el fondo de su garganta cuando me mira.

Y me gusta pensar que me estoy tallando dentro de ella con cada caricia. Con cada baño que ahora toma conmigo y cada masaje que me da. Juro que tiene unas manos más calmantes que las de los profesionales.

Mrs. Manoban |  Adaptación Jenlisa (G!P) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora