Capítulo 26

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—Pareces diferente

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—Pareces diferente.

Levanto la vista del teléfono después de consultarlo quizá por millonésima vez. Y no, no estoy obsesionada ni nada parecido.

Mis ojos se cruzan con los de mamá y ella sonríe suavemente mientras me pasa el bol de palomitas con sabor a caramelo salado... mis favoritas.

Siempre hemos tenido noches de chicas: Lia, ella y yo. A menudo, Nana se une cuando no está ocupada recorriendo el mundo con el abuelo en sus diversas iniciativas humanitarias.

Durante estas noches, vemos las películas de chicas más cursis o mi película favorita, El diario de Bridget Jones, mientras cotilleamos de todo y de nada.

Esto suele ocurrir cuando papá está ocupado con reuniones o eventos de la empresa. Como esta noche. De lo contrario, no toleraría estar separado de sus "chicas", como le gusta llamarnos.

En esta ocasión, pusimos un drama japonés a petición de Lia. Y por petición, quiero decir que ella impuso su opinión como siempre, y ahora tenemos que leer los subtítulos porque se niega a verlo doblado en coreano.

—O puedes aprender el idioma. Es una vergüenza que la mayoría de los coreanos solo hablen su lengua materna cuando hay tantos idiomas bonitos por ahí —dice cuando intento convencerla que cambie el programa.

—Yo hablo latín y francés, muchas gracias —le informo.

—Uno no sirve para nada y el otro prácticamente tampoco. Yo, en cambio, hablo español, japonés, mandarín y estoy aprendiendo árabe. Habla con la mano, campesina. —Ella agita dicha mano en mi cara.

Mamá se sienta entre nosotras antes que pueda darle una patada y ahora estamos atrapadas con este drama de suspenso japonés que es bastante interesante, la verdad.

Pero Lia nunca lo sabrá, o yo no me enteraré del final. A ella le encanta regodearse y carece de toda deportividad respecto a cualquier cosa.

Intenta robarme el bol de palomitas, aunque hay otro en la mesita. Consigo apartarla de un empujón, pero no antes que me arrebate un puñado y el resto se derrame sobre mamá y el sofá de cuero.

Lalisa me miraría con cara de irritada si dejara una miga en sus preciados muebles. Ahora, sin embargo, las tres nos reímos mientras Lia y yo nos peleamos por el cubo de pegajoso algodón de azúcar.

El simple hecho de pensar en mi esposa ha nublado mis sentidos, porque Lia me quita el cubo de las manos y me mira con las cejas arqueadas.

Hago una mueca y me lleno la boca de palomitas. Han pasado tres semanas desde que Lisa rompió mi mundo en pedazos, me preparó un baño y luego dejó claro que no quiere nada emocional conmigo.

El proceso de dolor y consuelo ha continuado desde entonces. Me folla hasta dejarme inconsciente, pero no me permite que la mire.

Me lleva al límite en todas las posturas posibles, siempre que no esté de cara a ella: Contra su escritorio, a cuatro patas, de lado por detrás, desplomada contra el borde de la bañera. Una vez me sorprendió tomando un libro y me folló de pie contra las estanterías.

Mrs. Manoban |  Adaptación Jenlisa (G!P) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora