Capitulo 11

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Esa noche, mientras Damián se acurrucaba bajo las mantas, su mente volvió a la conversación que había tenido con Connor. Hablar de su pasado siempre le causaba incomodidad, pero de alguna manera, al estar con Connor, se sentía un poco más ligero. A lo largo de su vida, había aprendido a callar, a mantener en secreto las partes dolorosas de su historia, las que lo habían marcado desde muy joven. Pero con su novio, las palabras parecían salir por sí solas, como si su corazón, en busca de alivio, se atreviera a hablar.

Connor, siempre atento, había notado que algo lo inquietaba desde hace días. — ¿Pasa algo, Damián? —le había preguntado, mientras ambos se encontraban en el parque que solían visitar, un lugar rodeado de árboles altos que les daba privacidad.

—Es solo que... —Damián dudó, mirando sus manos—, a veces me cuesta no pensar en todo lo que pasó antes de llegar a mi familia actual.

Connor frunció el ceño, apretando suavemente la mano de Damián en señal de apoyo. —Puedes contarme lo que quieras. No tienes que hacerlo si no estás listo, pero si hablas, yo estaré aquí para escucharte.

Damián se quedó en silencio por un momento. Nunca había hablado de aquello con nadie fuera de su familia, y en su mente, las memorias de su vida antes de Ivy y Harley eran como un conjunto de imágenes borrosas, mezcladas con momentos de miedo y soledad. Respir hondo, mirando a Connor a los ojos. —Antes de ellas, todo era... diferente. Vivía en una casa donde el amor no existía. Donde las personas que se suponía que debían cuidarme eran las mismas que me hacían daño.

Connor lo escuchó en silencio, su expresión preocupada. — ¿Qué te hicieron?

Damián apartó la mirada, sintiendo el peso de las palabras que estaban por salir. —Era constante, ¿sabes? Me decían que yo no servía para nada, que nadie quería un omega débil y problemático como yo. A veces era solo eso, pero otras veces... —se interrumpió, recordando los momentos en que las palabras se transformaban en empujones y golpes—. Me dolía, no solo por lo físico, sino porque empecé a creer que tenían razón.

Connor apretó su mano con más fuerza. —No tenían razón —dijo con firmeza—. Nadie tiene derecho a tratarte así. Eres valioso, Damián, y eso lo sé no solo porque te lo dicen tus madres o yo, sino porque lo veo en ti cada día.

Damián intentó sonreír, aunque la tristeza aún se sentía en su pecho. —Lo sé, pero hay días en los que es difícil creerlo. Y cuando las personas en la escuela se burlan de mí por tener dos madres, por ser un omega adoptado, todo vuelve a mí. Es como si cada insulto fuera un recordatorio de lo que me dijeron antes.

Connor lo miró con ternura, pero también con una determinación que siempre lo había caracterizado. —Ninguno de esos chicos sabe nada de lo que ha vivido, y mucho menos de quién eres. Pero yo sí. Ivy y Harley sí. No dejes que esas palabras te hagan dudar. Has pasado por más de lo que ellos podrían imaginar, y aquí estás, de pie, luchando todos los días. Eso te hace más fuerte que cualquiera de ellos.

Damián sintió una calidez en su pecho, la misma que siempre sintió cuando Connor estaba a su lado. —Gracias por estar aquí, Connor. A veces, todo se siente tan pesado, pero contigo... las cosas son más fáciles.

Connor alarmantemente y le dio un abrazo. —Siempre estaré aquí para ti, Damián, siempre.

Al día siguiente, en la escuela, Damián caminó por los pasillos con la cabeza un poco más en alto, sintiendo el apoyo de sus madres y de Connor en cada paso que daba. Sin embargo, sabía que no todo sería fácil. Los mismos chicos que lo habían molestado antes seguían allí, y aunque intentaba ignorarlos, siempre parecía que encontraban una forma de meterse con él.

Ese día, durante el recreo, volvieron a acercarse. —¿Y qué? —dijo uno de ellos, cruzándose de brazos con una sonrisa arrogante—. ¿Ahora también traes a tu novio alfa para que te defienda?

Damián sintió cómo sus manos se tensaban, pero en lugar de retroceder, se plantó firme. Recordó las palabras de Ivy y Harley, recordando que el amor que recibía de ellas y de Connor era más fuerte que cualquier insulto. —No necesito que nadie me defienda —respondió con calma—. Solo que, a diferencia de ustedes, Connor sí entiende lo que es tener una familia que te apoye. Y a diferencia de ustedes, yo no tengo que fingir ser alguien que no soy.

El chico frunció el ceño, pero antes de que pudiera responder, Connor apareció junto a Damián, mirándolos con una expresión desafiante. — ¿Tienes algún problema con eso? —preguntó en un tono bajo, pero firme.

Por un momento, los chicos vacilaron. Ivy y Harley le habían enseñado a Damián a no responder con violencia, pero Connor, siempre protector, no tenía la misma paciencia. Los chicos dieron la vuelta y se marcharon, murmurando entre ellos, pero Damián sintió que algo había cambiado. Por primera vez, no se sintió pequeño o débil frente a ellos. Se sintió orgulloso de ser quien era y de tener a personas que lo amaban a su lado.

Cuando llegó a casa esa tarde, Damián se encontró con Harley en la cocina, preparando una de sus recetas de pasteles favoritos. Ivy, como siempre, estaba cerca, revisando algunos documentos, pero cuando vio entrar a Damián, me sorprendió y lo recibió con un abrazo.

— ¿Cómo fue tu día, cariño? —preguntó Harley, sirviendo un poco de masa en un molde mientras lo miraba con cariño.

Damián excitando, sintiendo la calidez del hogar. —Fue... interesante. Los chicos de siempre intentaron molestarme, pero esta vez... no me importó. Connor estuvo ahí, y me di cuenta de que lo único que realmente importa es lo que siento aquí, en casa, con ustedes.

Harley lo abrazó, dejando por un momento lo que hacía. —Eso es lo que queremos que recuerdes siempre, Damián. El mundo puede ser un lugar difícil, pero aquí siempre encontrarás amor y seguridad. Nadie puede quitarte eso.

Ivy se acercó y le revolvió el cabello con cariño. —Y cada día serás más fuerte, hijo. Estamos muy orgullosos de ti.

Esa noche, cuando se acomodó en la cama, Damián sintió que algo en su interior había cambiado. Por primera vez en mucho tiempo, se sintió verdaderamente en paz. Ivy le contó un cuento sobre un héroe valiente que superaba todas las adversidades, y Harley, como siempre, lo arropó con un beso en la frente.

Mientras se quedaba dormido, Damián pensó en su familia, en Connor y en todo el amor que lo rodeaba. Tal vez el mundo no siempre entendería, pero para él, su familia era todo lo que importaba, y con eso en mente, supo que podría enfrentar cualquier cosa que viniera.








 Renacer en tus brazos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora