Capitulo 7

354 23 0
                                    

Damián siempre había sentido que no encajaba en ningún lugar donde debería haber considerado "hogar". A pesar de estar rodeado de una familia llena de personas poderosas y talentosas, su llegada a la Batifamilia fue como un frío golpe de aire. Su padre lo trataba con una frialdad glacial, y no importaba cuán duro trabajara o cuántos esfuerzos hiciera para demostrar su valía; siempre parecía decepcionarlos. Era una sensación constante, como si cada sonrisa que esperaba de ellos se transformara en un susurro de desprecio.

Sus hermanos, a quienes admiraba con fervor, parecían ignorarlo o humillarlo, dejando a Damián en un rincón oscuro de su propia vida. No entendía por qué lo odiaban tanto. Aunque admitía que no era la mejor persona, siempre creía que había una parte de él que merecía amor y aceptación. Sin embargo, esa esperanza se desvanecía cada día.

La noche que se enteró de las verdades que Jon había compartido, todo cambió. La discusión fue feroz, un torrente de palabras hirientes y acusaciones que resonaron en las paredes de la mansión. Se le dijo que era una carga, que nunca sería lo suficientemente bueno. La presión se acumuló en su pecho hasta que no pudo soportarlo más. Fue una decisión radical, pero en ese momento de desesperación, Damián recogió algunas de sus pertenencias, las metió en una mochila y salió de su casa sin mirar atrás.

Sin rumbo fijo, comenzó a vagar por las calles de Gotham, buscando un lugar donde pudiera sentir un atisbo de aceptación. Los días pasaron en un borrón, y Damián terminó refugiándose en un parque. Cansado y hambriento, lo único que sentía era soledad. Los gritos de su familia aún resonaban en su mente, y las lágrimas se convirtieron en un compañero constante.

Fue en este estado de vulnerabilidad que Harley y Ivy lo encontraron. Su aspecto desaliñado y su mirada perdida despertaron en ellas una profunda compasión. Sin dudarlo, lo llevaron con ellas, y poco a poco, Damián comenzó a experimentar lo que era tener un hogar de nuevo. Las noches que solía pasar llorando en soledad fueron reemplazadas por conversaciones cálidas y risas en la mesa del comedor. Se sentía valorado, querido, como si por fin hubiera encontrado su lugar.

Sin embargo, la tranquilidad no duraría para siempre. Después de semanas de búsqueda, la Batifamilia finalmente descubrió dónde estaba. Con una mezcla de ira y preocupación, alegaron que eran su verdadera familia y exigieron que regresara con ellos. Pero Damián ya no era el mismo niño que rogaba por amor. Con el apoyo de Harley y Ivy, luchó por quedarse con quienes verdaderamente lo habían amado y aceptado por quien era.

La confrontación fue intensa. La familia lo amenazó, advirtiéndole que volverían a buscarlo, pero Damián se mantuvo firme. No iba a dejar que el miedo y la culpa lo arrastraran de nuevo a un lugar donde no se sentía amado. Volvió a su rutina, a la tranquilidad que había encontrado, pero las sombras de su pasado siempre acechaban.

Damián llevaba meses tratando de evitar a Jon. Desde que terminaron, Jon no había dejado de buscarlo, insistiendo en que volvieran. Las llamadas y los mensajes se convirtieron en una pesadilla constante. La noche en que Jon lo encontró en el parque, Damián decidió decir una pequeña mentira. Le contó que estaba saliendo con otro, un héroe moreno en particular que Jon conocía y en quien tenía un interés particular.

La mentira le permitió escapar de las garras de su ex, pero lo que comenzó como un juego se transformó en algo más complejo. Connor, el héroe moreno, nunca tuvo problemas en fingir ser su pareja. Al principio, todo era ligero: citas falsas, fotos en redes sociales, mensajes románticos en público. Pero con el tiempo, las risas y las conversaciones profundas comenzaron a sentirse cada vez más reales. Damián, para su sorpresa, se dio cuenta de que había comenzado a enamorarse de Connor de verdad.

Sin embargo, un miedo constante lo acechaba. Había sido traicionado antes, y la sombra de esa experiencia lo mantenía a la defensiva. La ironía de su situación no se le escapaba: había inventado una relación falsa para protegerse, pero ahora estaba viviendo el miedo real de ser herido nuevamente. Se encontraba atrapado en un dilema interno: deseaba abrirse a Connor, pero el temor a que la historia se repitiera lo mantenía en un estado de alerta constante.

En esos momentos de incertidumbre, Damián reflexionaba sobre su vida. Había pasado tanto tiempo tratando de encajar, de ser lo que otros esperaban, que se olvidó de quién era realmente. La verdadera lucha no era solo con el miedo a ser herido, sino también con el miedo a ser auténtico. Connor no solo era un refugio; era una oportunidad para volver a encontrar la parte de sí mismo que había perdido.

Esa noche, mientras se sentaba en el parque con Connor, Damián miró las estrellas y respiró hondo. El aire fresco lo llenó de una nueva determinación. Tal vez no podía controlar lo que había pasado en su vida, pero sí podía decidir cómo avanzar. Sin importar los peligros que enfrentara, estaba decidido a dejar atrás el pasado y abrazar el futuro, incluso si eso significaba arriesgarse a amar de nuevo.

Con cada día que pasaba, comenzaba a ver la posibilidad de construir algo auténtico con Connor, un vínculo basado en la verdad, no en la fachada. Y mientras su corazón latía con esperanza, Damián supo que, por fin, estaba listo para enfrentarse a sus miedos y descubrir lo que realmente significaba tener un hogar.



















 Renacer en tus brazos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora