2. Roce

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Fue durante los diez días de vacaciones a la playa cuando comenzó su enredo.

Era el verano previo a la universidad, así que antes de que cada uno fuera por su lado y se tuviera que distanciar para poder mantener sus calificaciones, habían decidido arrendar una cabaña junto a la playa.

Eran los de siempre: Inojin, Shikadai, Chouchou, Sumire, Mitsuki, Boruto y Sarada... Y de última instancia Kawaki había sido incluido.

Sarada se había planteado una estancia plena, no tranquila por lo enérgico de sus amigos, pero sí divertida. Tenía que compartir habitación con Sumire y Chouchou, algo que le parecía encantador. Los chicos se habían dividido en dos habitaciones, Inojin y Shikadai en una y Boruto, Mitsuki y Kawaki en otra. Después de una mañana en donde se instalaron y le hicieron un ajuste al panorama, decidieron ir a una discoteca en la noche.

—Sumire ¿no crees que deberías usar otro color de vestido? —las tres estaban arreglándose en su habitación, maquillándose y cambiando de vestido cada cinco minutos hasta acalorarse. Bebiendo cerveza para que sus nervios se aflojaran—. El morado es tu color, sé que por eso te teñiste el pelo así ¡Pero puedes elegir otro! —Sarada concordaba con Chouchou, Sumire estaba obsesionada con el morado como ella con el rojo. Bueno, al menos su armario se estaba llenando de más colores.

—¿Que tal uno negro? —preguntó enseñando un vestido de tirantes que se pegaría a su cuerpo.

—Maravilloso. —Sarada hizo un beso de chef y siguió difuminando la sombra negra en su ojo, luego aplicó brillos y máscara de pestañas. Había decidido usar lentes de contacto cada vez que salía de fiesta, no podía arriesgar a que se le rompieran de nuevo— ¿Y? —enseñó su maquillaje y obtuvo los halagos esperados, finalmente se levantó y se puso el vestido de color vino que había comprado exclusivamente para esas vacaciones. Tenía brillos y era sin tirantes, se pegaba a su cuerpo y solo cubría cuatro dedos bajo su trasero. Luego acomodó sus plataformas negras y observó que sus amigas necesitarían al menos media hora más para sentirse contentas con su maquillaje, iba a tomar su celular y entretenerse hasta que tocaron a la puerta perezosamente.

—¿Les falta mucho? —Era Inojin—. Estoy aburrido —alargaba las palabras y siguió martillando la puerta, probablemente con su cabeza—. Shikadai está listo y decidió tomar una siesta, Mitsuki está al teléfono con su papá... o mamá, no sé; y Kawaki y Boruto están con sus videojuegos.

—¿Se te quedó el tuyo? —Interrogó Chouchou, acomodando su top beige y falda negra. Bebiendo de lo que quedaba de su lata de cerveza, las demás ya se habían tomado sus tragos.

—Si. —lloriqueó.

Sumire se carcajeó antes de pedir permiso con los ojos a las otras chicas— Entra. —concedió, y enseguida el rubio entró y se lanzó a la cama de Chouchou a ver cómo seguían con su maquillaje.

—¿Qué es eso? —preguntó apuntando  la cama de Sarada.

—Para crear rizos. —contestó Chouchou delineándose los labios.

—¡Cierto! —se levantó la azabache y caminó para terminar su peinado.

—¿Qué hablaban antes de llegar? Mi mamá siempre habla de chismes con sus amigas cuando va a salir a una fiesta. Es divertido. —tomó una lata de cerveza que había en el piso y la abrió, comenzando a beber de ella.

—Estábamos muy ocupadas.— contestó Sarada, seccionando su cabello—. ¿De qué quieres hablar?

—¿Se acostarán con alguien esta noche? —la Uchiha rodó los ojos, Inojin no era para nada sutil.

—Hmm, tal vez. —Sumire sonrió, casi de manera traviesa, haciendo que ambas amigas abrieran las bocas, se mirase y luego la miraran a ella.

—Zorra. —dijeron a la vez con ojos entrecerrados.

ULTRAVIOLENCE (borusara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora