4. Dulce vista

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Music To Watch Boys To, lana Del Rey.
Overdose, EXO.

Al día siguiente, después de una mañana de resaca en donde Sarada no se atrevió siquiera a cruzar miradas con cierto personaje rubio que seguía con una particular expresión en sus rasgos, decidieron usar la tarde para descansar en la playa, disfrutando de los rayos del sol y la brisa marina.

Ella estaba tomando sol de espaldas junto a Sumire y Chouchou, mientras los chicos hacían cosas que en realidad no les interesaban. Cualquier cosa que evitara tenerlo cerca estaba bien.

Ahora, sobria. El pequeño segundo en donde los labios de Boruto tocaron su cuello y sus palmas apretaron sus senos, la manera en que se restregó contra ella... Oh, Dios. La vergüenza era muy grande para caber en su cuerpo. Tenía suerte de que Chouchou no se callaba y podía fingir leer un libro que Sumire trajo y que había abandonado por el entretenido chisme que decía la morena.

—... Y resultó que estaba embarazada de su vecino. —terminó de contar Chou, bajando sus lentes de sol mientras seguía con su mirada a un hombre—. Oh, mira eso...

—¿Qué? —alzó la cabeza del libro y buscó con los ojos, sin saber qué mirar pero intrigada por cualquier cosa que desviara su mente de Boruto.

—Hay hombres atractivos por aquí ¿no lo creen —subió y bajó sus cejas.

—Tienes un punto." —afirmó Sumire, pero sus ojos sólo seguían a Kawaki jugando fútbol.

—Pff, todos lucen igual. —negó con la cabeza y siguió con los ojos fijos en la página, sin lograr captar ni una maldita palabra.

—Vamos, al menos dale una oportunidad a tus ojos.

Hizo un sonido quejumbroso, pero de todas formas volvió a observar a su alrededor, apoyándose en sus codos y dando una larga mirada por el panorama que la playa le daba. Personas jugando voleibol, fútbol y haciendo surf. Hombres en perfecto estado físico, algunos escuálidos y otros que tenían una panza de cerveza ya desarrollada.

Mientras tanto, Inojin y Boruto se habían acercado a ellas y las mochilas que estaban a su lado. Se había detenido el partido cuando la pelota de fútbol fue robada por un perro y los otros extraños con los que jugaban iban tras él. Se quitaron las camisetas y dieron largos tragos a sus botellas de agua.

Sarada dejó tranquilos a los hombres de la playa y observó atentamente el tatuaje que cruzaba el brazo y parte del pecho de Boruto, la tinta cubría las cicatrices que tanto le desagradaban al rubio.

—¿Y bien? —insistió Chouchou, notando dónde habían ido a parar los ojos de su amiga.

La azabache bufó y apuntó al hombre de hombros anchos y bonito abdomen que salía del mar con una tabla de surf bajo su brazo.

—Ese es lindo. —dijo sin mucha emoción.

—¡Oh! ¿Así que te gustan los rubios? —Sumire la miró con una sonrisa cómplice, una que la Uchiha no supo interpretar.

—¿Oh? ¿Sarada? —Inojin actuó su asombro, metiéndose de pronto en la conversación como el chismoso que era—. ¿Es así como confiesas tu amor por mi? —abanicó su rostro con su mano—. Que halagador, haces que me sonroje.

—¡Ya cállate, anémico! ¡Claro que no me gustas!

Normalmente Boruto hubiera hecho esa broma, pero estaba ocupado revisando los mensajes en su celular.

Dedicó un segundo más de la cuenta en observarlo (de nuevo), y como si él hubiera estado esperando inútilmente que ella apartara los ojos, la miró de vuelta.

ULTRAVIOLENCE (borusara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora