3. Cena

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Recuerdos.

Canción: Little bit; Lykke Li.


No siempre habían sido tan íntimos amigos, lo fueron en un punto de su pubertad, pero mientras más crecían en la adolescencia, se habían estado separando un poco. Cada uno viviendo de forma diferente, siendo del mismo grupo de amigos, pero sin esas pequeñas instancias de charlas privadas que tuvieron en algún momento a sus cortos doce años.

Sarada había tenido un problema con su padre, no solían tener muchas diferencias, ella solía discutir más con su madre y su necesidad de competir por quien tenía el carácter más volátil (Sakura siempre le ganaba).

—¿No irás a casa? —Sarada se había quedado sentada en las escaleras de la escuela, mirando fijamente hacia adelante, con nada en particular en su cabeza. Boruto estaba parado a su lado, mirándola con extrañeza.

—No quiero estar sola. —Le costaba decirlo normalmente, pero ahora lo hacía con naturalidad, casi como si no le doliera la garganta. Su pelea con Sasuke, era por el mes y medio que se iba a ausentar por su trabajo.

No estaría en el cumpleaños número quince de Sarada.

No estaría en otro de sus cumpleaños.

—¿Tu mamá tiene un turno largo? —Se sentó a su lado, con las manos en los bolsillos, mirando como ella hacia adelante.

—Si. —Contestó seca.

—Mi viejo dijo que el tío Sasuke no iba a poder ir al Pool este fin de semana con él por un trabajo en otro país. Dijo que estaría afuera mucho tiempo —Sus ojos ahora fueron a su rostro, y ella deseó que no la leyera de esa forma particular en que él podía—. Se perderá tu cumpleaños ¿no? —Murmuró.

Tuvo que contener una respiración, no creía tener el derecho de quejarse de eso con Boruto, él era un experto en que su padre no apareciera en sus días importantes.

—Si. —Respondió, inexpresiva.

—Que mierda —Suspiró—. Estás sola de nuevo en casa ¿Por qué no invitaste a Chouchou o a la delegada? —Ladeó la cabeza y siguió mirándola.

—No quiero hablar, y ellas hablan mucho —Se encogió de hombros—. Solo no quiero... estar sola en casa. —Se sentía patética, estaba segura de que se veía igual.

Boruto sacó su celular de su bolsillo y revisó la hora, eran las cinco y media de la tarde. Suspiró.

—Bueno, aunque no lo creas puedo no hablar también —Se levantó y comenzó a caminar—. Vamos.

—¿Qué? —Sarada se tardó un momento. Se levantó y lo siguió, confundida. Pero él estaba ocupado escribiendo en su celular—. Boruto, no te entiendo.

—Espera, no puedo caminar, escribir y hablar al mismo tiempo. Me pides demasiado —Efectivamente sus dedos dejaron de escribir cuando habló, y siguieron en lo suyo cuando se calló—. Listo, ya le avisé a mamá que iré a tu casa a pasar el rato.

—No te invité. —Murmuró.

—Pues hazlo ya, porque no te desharás de mí. —Boruto le sonrió, y ella no pudo evitar corresponderle.

Eran esos pequeños momentos, en donde podía entenderla tan bien con tan poco. Cuando la hacía sentir tan apreciada.

—Vale pero te irás antes de las nueve, a esa hora llega mi mamá y me prometió ver juntas un capítulo de nuestra serie.

—Claro, claro. Ni loco querría ver esas series románticas que te gustan. Son horribles.

—¡Son muy lindas!

ULTRAVIOLENCE (borusara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora