Los mellizos Han, Jisung y Hyunjin, son chicos nacientes de Busan, de una madre soltera y con el estricto trabajo de belleza y modelaje. Sin tener una niña en su familia, la señora Han decide que es buena idea criar a sus hijos de la forma más femen...
Jisung estaba en la máquina maquinadora de su gimnasio privado, con un podcast de un dorama absurdo que amaba ver, con su mirada a la pared y su respiración agitada Pero con un pulso estabilizado.
—Joven Han.
Escuchó los gritos de la señora Ha, que esperaba su respuesta del joven rubio.
—¿Si? ¿Necesita algo? —cambio la velocidad a una caminata muy leve para recuperar el oxígeno.
—Alguien lo busca, dice que es importante —Han ato su cabello corto con su coleta y quitó sus auriculares para poder recibir la visita.
—Dejelo pasar señora Ha y por favor me trae un vaso de agua mineral y mi toalla.
La señora mayor salió y Han se concentro en acomodar un poco su aspecto y quitar el sudor de su frente y rostro soltando un mueca por el mismo.
—Jisung —esa voz lo hizo voltear su rostro con sorpresa al mirar al joven azabache entrar con su casco en mano y con la mirada curiosa de aquel enorme lugar donde habían pesas y máquinas. —Hyung —murmuró.
—¿Así que por eso rechazaste mi invitación a último minuto? Pero que lugar ¡y que casota! —expresó. Minho entro con confianza y se sentó lo más cerca que podía del joven rubio que había detenido la caminadora para poder prestar atención a su nueva compañía en el solitario lugar. —Gracias, ¿Sucede algo Hyung?
El azabache lo observo con detenimiento, con su ojos sin nada de maquillaje y sin su lentillas, con su rostro acalorado y con su cabello húmedo por el sudor.
—Se me pareció raro no verte con Hyunjin —informo.
La señora Ha entró, con la toalla de color rosa pastel y se la dió a Han, quien no dudo en tomarla para limpiar el sudor de su piel.
—Me vine antes porque tenía que entrenar —murmuro mientras se sentaba al lado de Min.
El aroma de su cuerpo se combinaba con su fragancia que su cuerpo expulsaba, dando una exótica combinación que lejos de repudiar, era maravilloso a las fosas nasales de Min.
—Vi esto y me acordé a tí, niño. Ten —tomo de su mochila lo que parecía ser un peluche rosa y extenderlo a Han que de su rostro neutral a un grande sonrojo.
Su "crush" compro algo pensando en él.
—Espero y dejes de estar enojado conmigo, niño. Tengo que irme estaré ocupado —pellizco la mejilla de Han antes de palmear un poco está y con una pícara sonrisa salió del gimnasio, dejando a Han solo.
Este soltó un chillido de emoción mientras aferraba el pequeño peluche a su mano notando el aroma del perfume de Lee sobre él, llenando de emoción al rubio.
Tal vez Minho si lo quería.
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