Los mellizos Han, Jisung y Hyunjin, son chicos nacientes de Busan, de una madre soltera y con el estricto trabajo de belleza y modelaje. Sin tener una niña en su familia, la señora Han decide que es buena idea criar a sus hijos de la forma más femen...
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—Jinnie, ¿Todo bien? —Jisung se acerco. Vistiendo su pijama de oso, miro a su hermano bebiendo té manzanilla y con trozos de canelas, mirando a la pared.
—Nada bien, hermanito —murmuró mientras acomodaba su cabellera, siendo Julieta quien ayudaba recogiendo sus flecos que molestaban su rostro—. Cometí una tontería y me siento nervioso.
Jisung se acerco a él y se sentó frente a frente y con tranquilidad se sirvió el mismo té. —Te escucho, Jinnie. Soy tu mellizo y no puedes ocultarme algo.
—Jisung, me acosté con Félix —en ese mismo momento el caliente contenido casi se escapaba de los labios del más pequeño.
Estaba totalmente sorprendido, hasta sonrojado por la repentina confesión de su hermano.
¿Había dejado de ser puro?
—¿Cuando pasó? —susurró intentando mantener la calma, enderezando su cuerpo para una postura recta —Hoy... Cuando tú te fuistes con Minho y no se cómo sentirme...
El más alto reposo su frente en la mesa de mármol, soltando un pequeño quejido lamentero.
—¿Te gustó? —interrogó Jisung y Hyunjin asintió lentamente. —No se que decirte... Hemos cometido tonterías y sabes que esto fue lo que provocó que nos mudaramos de busan y solo esperemos que Félix no termine por obsesionarse con tu bonito... Sabes
—¡No fui el pasivo! —Jisung soltó una pequeña risa al notar su error, cubriendo su rostro con vergüenza.
—Despues de esto tengo miedo a que Félix termine por ser como Soobin y terminé divulgando todo —Hyunjin se enderezó y miro a su hermano.
Su rostro estaba rojo, Pero su aura tranquila con su postura derecha y con sus manos en la taza.
—entonces eso significa que fuiste agresivo ¿No? —Jisung soltó una pequeña risa tomando lo que ambos habían ensuciado para lavarlo con calma. Seco sus manos y apagó las luces de la cocina. —Hyuni, siempre soy yo quien se mortifica y se que no conozco sobre ese placer más allá de un beso. Pero Félix no se ve como alguien capaz de eso. Ve a descansar, ya es hora de dormir.
Sus suaves palabras fueron como un pequeño beso en sus malos pensamientos y suspiro antes de asentir y seguir a su hermano. Con cariño se despidieron y terminaron durmiendo, uno más tranquilo que él otro.
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