capitulo 39

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**Capítulo 40: La Oscuridad del Encierro**

**La Soledad Profunda**

El tiempo había pasado de manera cruel para Sakura. Cuatro meses en los que su vida se redujo a la pequeña habitación que se convirtió en su prisión. Su vientre comenzaba a crecer, recordándole constantemente que no estaba sola, aunque la realidad parecía decir lo contrario. La soledad se apoderó de ella, y su mente comenzó a fracturarse bajo la presión.

Las lágrimas eran su única compañía. Pasaba horas llorando en silencio, las noches se volvieron interminables, y la desesperanza se convirtió en su sombra constante. Intentaba distraerse dibujando, imaginando cómo sería su bebé. Creaba bocetos de su hijo o hija, con rasgos delicados y sonrisas que nunca había visto, pero que deseaba con todo su corazón.

Una tarde, mientras estaba sumida en su tristeza, recordando tiempos más felices, decidió leer la carta que Sai le había enviado meses atrás. Sus manos temblaban mientras rompía el sello y desplegaba el papel. Al leer las palabras de su hermano, su corazón se llenó de una mezcla de dolor y amor.

_"Hermanita, 
Si es un niño, por favor, tráelo con nosotros. Aprenderá a ser un caballero que proteja a su madre por nosotros. Si es una niña, tráela con mamá; se siente sola sin ti. ¿Ya Sasuke sabe sobre tu embarazo? Te amamos, Sakura."_

Las lágrimas volvieron a brotar de sus ojos, pero esta vez no eran solo de tristeza, sino de anhelo. Se sentía atrapada, desgarrada entre su amor por su familia y su desesperación por la situación en la que se encontraba. Sasuke aún no sabía la verdad, o si lo sabía, no lo había aceptado. El dolor de no poder compartir esta alegría con él era insoportable.

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Por otro lado, Sasuke también sufría, aunque lo ocultaba bajo una máscara de frialdad. Durante las reuniones del consejo, su mente divagaba, pensando en Sakura. Aunque estaba enfadado con ella, no podía evitar extrañarla. Recordaba las noches en las que dormían juntos, sintiendo su calor al lado de él, y ahora, el vacío en la cama parecía hacerse más grande cada día.

Las noches se volvieron un tormento para él. Se tumbaba solo en la cama, mirando el techo, y aunque su cuerpo estaba exhausto, su mente no lo dejaba descansar. "¿Está realmente embarazada?" se preguntaba, sintiendo una mezcla de culpa, ira y tristeza. No podía perdonarla, no después de lo que había hecho, pero al mismo tiempo, la idea de que ella pudiera estar esperando a su hijo lo llenaba de una angustia que no podía entender.

La situación de Sakura empeoraba cada día. El dolor de la soledad era como un veneno que se extendía por su cuerpo, corrompiendo cada rincón de su ser. Había dejado de comer con regularidad, su salud se deterioraba, y el brillo en sus ojos se apagaba lentamente.

Se aferraba a la esperanza de que cuando su bebé naciera, ya no estaría sola. "Si mi bebé nace, estaré encerrada junto a él o ella, pero al menos no estaré sola," se repetía en un intento desesperado por consolarse. Pero la idea de pasar el resto de su vida en esa habitación, sin el amor de Sasuke, la sumía en un abismo del que no veía salida. Sakura acurrucada en su cama, sus manos acariciando su vientre, hablando suavemente con su bebé.

—"Mami hará que papi te quiera, lo prometo. Cuando nazcas, te daré todo el amor del mundo. No dejaré que sufras la soledad que yo he tenido que soportar,"— susurró, mientras las lágrimas caían por su rostro.

Sakura, rota y desesperada, anhelaba el momento en que su bebé llegara, con la esperanza de que ese pequeño ser pudiera darle la fuerza para seguir adelante, aunque el amor de Sasuke pareciera cada vez más distante. Pero el miedo a la soledad, ese terror que la había perseguido desde su infancia, ahora la amenazaba con consumirla por completo.

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La emperatriz de AmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora