Esencia del Crepúsculo ✦ taegi

Capítulo 14

Te escribiré hora de as y horas, aprenderé historias para contarte, inventaré nuevas palabras para decirte en todas: te quiero como a nadie
— Frida Kahlo

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La mañana en Seúl se desplegaba como un lienzo de tonos pastel. Los rayos del sol, aún tímidos, se filtraban a través de las ventanas del hospital, dibujando intrincadas sombras en las paredes blancas. Yoongi, con el brazo izquierdo inmovilizado en un cabestrillo, caminaba de un lado a otro de la pequeña sala, su rostro reflejando una mezcla de ansiedad y frustración.

Sentada frente a él, en un cómodo sofá de cuero, se encontraba la psicóloga, una mujer de mediana edad con el cabello corto y canoso, y unos ojos de un azul profundo que parecían penetrar hasta lo más profundo de su alma. Su aspecto era suave y maternal, pero su mirada transmitía una fuerza y una sabiduría que inspiraban confianza.

Yoongi se detuvo frente a la ventana y miró hacia afuera, como si buscara en el horizonte alguna respuesta a sus preguntas. — Mi padre siempre me ha presionado mucho — continuó, su voz apenas un susurro. — Quería que fuera el mejor en todo. Siempre me comparaba con los demás, me decía que tenía que ser más fuerte, más inteligente...

La psicóloga asintió con la cabeza, invitándolo a continuar. — Y yo siempre intentaba complacerlo, ¿no? Pero nunca era suficiente. Siempre había algo más que tenía que hacer, algo más que tenía que lograr.

— Yo justificaba sus acciones diciendo que todo lo que hacía era por mi bien — agregó Yoongi, su voz cargada de amargura. — Decía que me estaba preparando para el mundo real, que me estaba haciendo más fuerte.

La psicóloga se acercó a él y le tomó suavemente la mano sana. — Yoongi, entiendo que tu padre te quiera lo mejor, pero eso no justifica que te presione de esa manera. Tú ya eres alguien en la vida, con tus propios sueños y aspiraciones. No necesitas que nadie te diga quién debes ser.

Yoongi bajó la mirada, sintiendo un nudo en la garganta. La psicóloga tenía razón, pero era difícil liberarse de las expectativas de toda una vida.

La psicóloga observó a Yoongi caminar de un lado a otro, su expresión era una mezcla de preocupación y comprensión. —- Yoongi, sé que lo que pasó esa noche te ha afectado mucho. Si te sientes preparado, me gustaría que me contaras qué sucedió. No tienes por qué sentirte presionado, y recuerda que todo lo que me digas quedará entre nosotros.

Yoongi se detuvo en seco y se volvió hacia la psicóloga. Su mirada era distante, como si estuviera mirando a través de ella. — No sé si estoy listo para hablar de eso — murmuró.

La psicóloga asintió con paciencia. — Entiendo. Pero a veces, hablar sobre lo que nos preocupa puede ayudarnos a sentirnos mejor. ¿Quizás puedas contarme al menos una parte de lo que pasó?

Yoongi se quedó en silencio por un momento, luego exhaló profundamente. — Creo que... creo que maté a dos hombres.

La psicóloga frunció el ceño ligeramente. — Yoongi, si actuaste en defensa propia, eso no se considera homicidio. Lo importante es que te protegiste a ti mismo.

Yoongi esbozó una sonrisa irónica. — Es extraño, ¿no? Un detective de la policía, asustado por la sangre y las armas. Debe ser muy raro para ti escuchar algo así.