Reencuentro

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Era el primer día de clases en Karasuno, y Kei Tsukishima, con su habitual expresión indiferente, caminaba por los pasillos buscando su nueva aula. No esperaba nada emocionante de ese año, solo deseaba pasar desapercibido como siempre. Sin embargo, cuando entró en el salón, vio a una chica nueva que no reconocía. Estaba sentada cerca de la ventana, leyendo un libro. Había algo en ella que llamó su atención, aunque no lo admitiera.

Durante las primeras semanas, Kei se dio cuenta de que compartían varias clases. Aunque no solía involucrarse con otros, no pudo evitar observarla. Ella era reservada, pero inteligente, y siempre parecía tener algo interesante que decir cuando participaba en clase. Aun así, Kei no se acercó a ella, prefiriendo mantenerse en su zona de confort.

Un día, después de clases, Kei se dirigía al gimnasio para entrenar con el equipo de voleibol, cuando la vio luchando con una pila de libros en el pasillo. Algo en él se movió y, contra su naturaleza, decidió ofrecerle ayuda.

“¿Necesitas una mano?” preguntó, sin hacer contacto visual.

Ella lo miró sorprendida, no porque no apreciara el gesto, sino porque no esperaba que el chico que siempre parecía tan distante se acercara a ella.

“Gracias, eso sería genial,” respondió con una sonrisa tímida.

Mientras caminaban juntos, Kei no pudo evitar notar lo fácil que era hablar con ella. A pesar de su reserva natural, se encontró disfrutando de su compañía. Así, poco a poco, empezaron a pasar más tiempo juntos. Se sentaban juntos en clase, compartían almuerzos, y ella incluso comenzó a asistir a algunos de sus partidos de voleibol.

Un día, después de un partido particularmente difícil, Kei la encontró esperándolo fuera del gimnasio.

“Hiciste un buen trabajo hoy,” dijo ella, con una sonrisa que parecía iluminar el día.

Kei, sintiendo un inusual calor en sus mejillas, simplemente asintió. “Gracias,” murmuró. Hubo un silencio cómodo entre ellos antes de que él reuniera el valor para decir lo que había estado pensando desde hacía un tiempo. “¿Te gustaría salir algún día? Solo nosotros dos…”

Ella lo miró, sorprendida pero contenta. “Me encantaría,” respondió.

**Parte 2: El final de secundaria**

Durante el resto de la secundaria, Kei y tú se convirtieron en inseparables. Salían juntos, estudiaban juntos, y se apoyaban en los momentos difíciles. Sin embargo, el último año trajo consigo la inevitable presión de decidir sobre el futuro. Ambos tenían planes distintos para la universidad, y aunque intentaron ignorarlo, la realidad de la separación se fue haciendo cada vez más evidente.

La noche antes de la graduación, se sentaron juntos en su lugar favorito, una pequeña colina con vista a la ciudad, donde solían ir a pensar. Hablaron sobre todo, menos sobre lo que ambos sabían que estaba a punto de suceder.

“¿Esto es… el final?” preguntó ella en voz baja, finalmente rompiendo el silencio.

Kei miró hacia la ciudad iluminada antes de responder. “No lo sé,” dijo sinceramente. “Pero sé que siempre te recordaré.”

Ella asintió, con lágrimas en los ojos, y se abrazaron por lo que sintieron que podría ser la última vez.

Se separaron al día siguiente, ambos con el corazón pesado, pero sabiendo que era lo mejor para su futuro.

//después de 10 años//

Diez años habían pasado desde aquella despedida. Kei Tsukishima se había convertido en un exitoso analista de datos, viviendo en la ciudad, con una rutina que le ofrecía estabilidad, pero no la emoción que alguna vez había conocido. Había cambiado, pero no lo suficiente como para olvidar el pasado. A veces, su mente volvía a esos días de secundaria, y a la chica que una vez fue tan importante para él.

Un día, mientras paseaba por la ciudad, decidió entrar a una cafetería nueva para tomar algo. No esperaba nada fuera de lo común, pero cuando levantó la vista del menú, vio a alguien que no había visto en una década.

Ahí estaba ella, sentada en una mesa cerca de la ventana, con un libro en las manos, igual que la primera vez que la había visto en la secundaria. El corazón de Kei dio un vuelco, y antes de que pudiera detenerse, se acercó a ella.

“¿No te cansas de leer libros en lugares públicos?” preguntó, con un toque de la ironía que nunca lo había abandonado.

Ella levantó la vista, sorprendida, y al ver a Kei, su rostro se iluminó con una mezcla de alegría y nostalgia.

“Kei…” murmuró, poniéndose de pie. “No puedo creer que estés aquí.”

“Yo tampoco,” admitió él, tomando asiento frente a ella. “Han pasado muchos años.”

Comenzaron a hablar, como si el tiempo no hubiera pasado. Hablaron de sus vidas, de cómo habían cambiado y de lo que habían logrado. Pero sobre todo, hablaron de lo que habían perdido.

“Siempre pensé en ti,” dijo Kei en un momento, con más sinceridad de la que esperaba mostrar.

“Yo también,” respondió ella suavemente. “A veces me preguntaba qué habría pasado si no nos hubiéramos separado.”

Kei la miró, y en ese instante supo que tenía que intentar algo. “Tal vez podamos descubrirlo ahora,” dijo, tomando su mano suavemente sobre la mesa. “Si estás dispuesta a intentarlo de nuevo…”

Ella lo miró, y con una sonrisa que le devolvió a Kei todos los recuerdos de su juventud, asintió.

“Me encantaría,” respondió ella.

Y así, con una segunda oportunidad frente a ellos, Kei y tú comenzaron un nuevo capítulo en sus vidas, uno que esta vez estaban decididos a escribir juntos, sin importar lo que el futuro les deparara.

One shots- Kei Tsukishima Donde viven las historias. Descúbrelo ahora