Arreglo

21 0 0
                                    

La luz del sol se colaba por las ventanas del aula, iluminando los pupitres y creando un ambiente cálido a pesar del aire fresco del otoño. En una esquina del salón, Kei Tsukishima se mantenía concentrado en su cuaderno, garabateando algunas notas. Su expresión era la de siempre: seria, indiferente, como si nada pudiera sacudir su calma exterior.

A unos pocos asientos de distancia, tú estabas perdida en tus propios pensamientos. Habías recibido una noticia sorprendente esa mañana, una que no sabías cómo procesar. Tus padres te habían dicho que habían llegado a un acuerdo con la familia Tsukishima: ambos estarían comprometidos para casarse después de la secundaria.

No podías creerlo. Aunque conocías a Kei desde hacía años, nunca habías imaginado que algo así sucedería. Era algo anticuado, algo que solo ocurría en dramas antiguos, y aquí estabas, enfrentando una realidad que no sabías si te gustaba.

Durante el descanso, te encontraste con Tsukishima en los pasillos, y aunque ambos sabían lo que se avecinaba, ninguno de los dos mencionó el compromiso. Había una tensión palpable en el aire, algo que ninguno de los dos sabía cómo abordar.

Finalmente, mientras caminaban hacia sus casas, Kei decidió romper el silencio.

—¿Estás molesta por lo del compromiso? —preguntó, sin apartar la vista del camino.

Te sorprendió que él fuera el primero en mencionarlo, pero también te alivió. Suspiraste, tratando de encontrar las palabras correctas.

—No lo sé —admitiste—. Es... extraño, ¿no? Nunca pensé que algo así nos sucedería.

Kei asintió, pero no respondió de inmediato. Caminó en silencio unos metros más antes de detenerse, girando para mirarte a los ojos. Había algo diferente en su mirada, una mezcla de seriedad y preocupación.

—No es que yo haya elegido esto —dijo finalmente—. Pero si vamos a estar comprometidos, creo que deberíamos hacer lo mejor de la situación.

No sabías qué responder. Había una parte de ti que quería protestar, decir que no era justo que les impusieran algo así. Pero otra parte entendía que, en el fondo, Tsukishima tenía razón. Podrían rebelarse, claro, pero ¿qué cambiaría eso? Ambos sabían que sus padres habían tomado una decisión firme.

—Tienes razón —concediste, bajando la mirada—. No podemos cambiar lo que ya está decidido.

Kei pareció relajarse un poco ante tu respuesta. Había temido que te enfadaras, que las cosas se volvieran incómodas entre ustedes. Pero al ver que ambos estaban en la misma página, sintió un peso menos sobre sus hombros.

—Entonces, hagámoslo bien —dijo con una pequeña sonrisa, tan sutil que casi la perdiste—. No me gustas de esa manera, al menos no aún, pero no voy a hacer esto más difícil de lo que tiene que ser.

Te reíste suavemente, sorprendida por su honestidad. Sabías que Kei era directo, pero no esperabas que fuera tan sincero al respecto.

—Gracias por eso —respondiste—. Al menos podemos seguir siendo amigos mientras descubrimos qué hacer con esto.

Ambos continuaron caminando, y aunque el tema del compromiso no volvió a surgir durante esa tarde, sabías que había una nueva dinámica entre ustedes. No era solo una amistad; ahora había algo más, una conexión forzada pero innegable. Y aunque no sabías qué deparaba el futuro, sabías que, con el tiempo, ambos encontrarían la manera de manejarlo, juntos.

One shots- Kei Tsukishima Donde viven las historias. Descúbrelo ahora