XXXII - LO SIENTO Y... ¿CELOS?

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Después de corretear durante una media hora, Axel y yo nos encontrábamos en el suelo, con él encima mío mientras reíamos con la respiración pesada por correr todo este tiempo.

Dejamos de reír y Axel me sonríe mientras aún se mantiene encima mío. Siento la fría nieve debajo de mí, pero no me interesa porque toda mi atención está en los ojos de Axel.

Sus ojos se ven más preciosos que ayer y, seguramente, menos que mañana. ¿Realmente es posible tener ese color de ojos? Debería de ser ilegal. Cualquiera caería en sus encantos por culpa de ellos y no creo ser la excepción.

─Pesas mucho ─bromea, ya que Axel no se estaba apoyando en lo absoluto sobre él.

─Que gracioso ─ríe y se levanta mientras lo ayuda a hacer lo mismo─ date la vuelta.

Obedezco y le doy la espalda, sintiendo como limpia la nieve que se había pegado a mi espalda. Me sobresalto al sentir como limpia más abajo y me doy la vuelta con el ceño fruncido y las mejillas encendidas.

─¡Oye! ─se queja, avergonzado.

─Te estaba limpiando, tonto. No pienses mal ─riendo entre dientes.

Suelto un bufido y me paso mis manos por si quedó algo de nieve, sin mirarlo mientras le doy la espalda debido a la vergüenza.

─No te enojes ─se coloca detrás suyo y se inclina hasta que su aliento choca con su oreja─ ya te dije que no fue mi intención ─murmura en su oído.

Siento un escalofrío recorrer mi columna vertebral y como mis orejas se ponen calientes. Bajo la mirada con vergüenza al sentirme pequeño con Axel detrás mío.

─A-Aún así... Es-Es decir... ─habla bajo con los nervios a flor de piel.

Axel suelta una risita y su aliento choca contra mi oreja y cuello, haciendo que me estremezca de manera casi imperceptible. Intento alejarme, pero siento los brazos de Axel rodear mi cintura y como su rostro se esconde en mi cuello, cosa que me hace contener un respingo con las mejillas teñidas de rojo.

¿¡Qué diablos digo!?

Lo siento... ─murmura Axel.

─¿D-De qué hablas?... ─nervioso ante el repentino cambio del tono de su voz.

... ─abre ligeramente la boca y vuelve a cerrarla─ lamento no cuidarte ese día.

No entiendo nada. ¿De qué habla? ¿Qué día? ¿Cuidarme? Estoy confundido.

Comienzo a intentar recordar y se me vuelve algo difícil ante los nervios del momento, pero el recuerdo del día del ataque durante la exploración C me llega a la mente como una estrella fugaz.

El lobo de Axel.

─¿Hablas de aquel día? No tienes por qué disculparte... Fue una situación inevitable y tú saliste más lastimado que yo...

No es cierto. Debí protegerte. Eres parte de la manada porque yo te traje aquí en contra de tu voluntad, así que era mi deber cuidar de ti y yo simplemente... ─dice y aprieta los dientes sin alejarse ni un poco de él.

─¿Por eso dormiste todo este tiempo? ¿Porque te sentías culpable? ─Axel se queda callado─ no es tu culpa... Hiciste lo que pudiste. Eran demasiados y aún así pudiste controlar la situación durante mucho más tiempo del que cualquiera hubiese podido ─acaricia su cabello mientras Axel hunde más su rostro en el cuello de Oliver.

Quería protegerte... ─dice en un murmullo casi inaudible.

─Y lo hiciste... De no ser por ti, yo no estaría aquí. Me protegiste tanto que temí que... Que te perdería sin yo poder hacer nada...

Un Secreto En La Sangre (Libro 1 - Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora