XL - ¿FIN?

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Sábado 02/11
Ha llegado el día por fin. Estoy tan nervioso que creo que voy a vomitar. No estoy exagerando. Desde ayer estuve contando las horas y mirando el reloj cada cinco minutos después de que se fue Judy. Los pensamientos me martillan la mente y no me dejan tranquilo pensando en tantos 'quizá' y el noventa por ciento de ellos son negativos. 

Son las 7:30 y llevo despierto desde hace unas horas atrás. Ya fui a desayunar; Nora me hizo un omelet de huevo con pan tostado y café. Creo que me he vuelto adicto a la cafeína y ella sabe que me gusta mucho. Aunque creo que comenzó a notar que le estoy pidiendo demasiados en el día, por lo que solo me deja tomar dos veces al día y, a veces, solo una que es en el desayuno. Siempre después de tomarlo me recuerda cepillarme media hora después porque dice que mis dientes se pondrán amarillos y yo le pregunté que por qué no de una vez para evitar esperar tanto; ella me respondió que es porque el café posee un ácido que afecta el esmalte de los dientes si los cepillamos después de beberlo. Lo mejor es esperar un mínimo de treinta minutos para evitar dañarlos. 

Espero pacientemente a que se llegue la hora para que venga Judy a verme y decirme qué le dijo Axel. ¿Y si le dijo que no? ¿O tal vez le dijo que sí? ¡Dios! ¡Mi cabeza va realmente a explotar!

─Ugh... ─se pone de pie y se acerca al balcón, pero no abre la puerta; simplemente ve solo lo que alcanza, agradeciendo que sea poco porque seguramente le sentaría mal ver a los del clan.

Alzo la mirada hacia el cielo. Últimamente ha estado muy nublado y cae nieve por las tardes. No quiero imaginar el frío que debe de hacer allá afuera en las noches. Seguramente me congelaría.

Que bueno que estoy aquí y no allá afuera.

He notado que últimamente el interior de la cabaña se vuelve más cálida en las noches. No quiero sobrepensar, enserio, pero el único que maneja eso es Axel y dudo mucho que el frío le afecte tanto como para subir tanto la calefacción. Es decir, no es por metiche, pero escuche a Judy hablando con la señora Nora ayer y le preguntó acerca de la calefacción; Nora le dijo que ella no manejaba nada de eso y que simplemente se encontraba así cada que llega.

─Los pensamientos me comen el cerebro ─murmura con frustración mientras ve como alguien cerca del lago está apunto de notar su presencia en el balcón, por lo que retrocede rápidamente y se cae en el proceso al tropezar con sus pies─ mierda.

Suelto un suspiro y me pongo de pie. Me acerco al escritorio y tomo entre mis manos aquella libreta que últimamente pasaba conmigo cuando estaba encerrado en esta habitación. Me siento en la cama, coloco mis piernas en forma de mariposa y leo cada una de las palabras escritas por mí en ella.

Después de unos minutos en silencio, finalmente tomo la decisión de comenzar a escribir en ella, aunque me resulte difícil formular las palabras para expresarme sincera y completamente.

Rato después (10:00)
Escucho el timbre de la planta baja sonar por segunda vez. Me había acostado a dormir unos minutos y recién me despierto. El timbre ha sonado ya dos veces, seguro Nora ya fue a abrirle a Judy.

Estoy nervioso. ¿Qué es lo que dirá? ¿Qué le diré? Tengo miedo. Y creo que náuseas también. Joder, joder. Tranquilízate, Oliver.

Tomo aire y en lo que me tranquilizo, alguien toca la puerta. Me pongo de pie y me acerco, controlando mis nervios. 

─Hola, Oliver ─sonríe dulcemente. 

─Hola... Pasa ─se hace a un lado, dejando que Judy pase y cierra la puerta.

─¿Cómo has estado? ─toma asiento en la cama y lo mira.

─Algo ansioso ─dice mientras se sienta frente a ella, en el escritorio.

Un Secreto En La Sangre (Libro 1 - Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora