5. La asistente perfecta.

71 16 7
                                    


Saran no regresó al día siguiente y tampoco respondió a ninguna de mis llamadas, pero el Director Tignini si lo hizo a primera hora de la mañana, mediante una llamada telefónica:

- Señor Panich, lamento mis acciones del día de ayer. No estaba pensando con claridad.

- En esta empresa no toleramos el maltrato, ni la violencia. Recibirá una notificación con la sanción correspondiente. - Le aclaré.

- La espero, Señor Panich. Y también pongo a consideración mi permanencia en la compañía, sujeta a la decisión del presidente.

Eso era algo que no me esperaba.

- Señor Tignini, realmente lamento lo sucedido y me disculpo en nombre de mi amigo, el señor Rujeerattanavorapan.

El director Tignini aceptó mis disculpas, pero siguiendo las directrices de la empresa, se ausentó de su puesto de trabajo, hasta la resolución del presidente



Ese mismo día, me dirigí a la oficina de mi padre y solicité una entrevista con él.

- Buenos días, Zee. - saludó el presidente, mientras firmaba unos papeles.

Correspondí a su saludo y me senté frente a él, separado por su gran escritorio de roble americano.

- ¿Qué necesitas, Zee? - preguntó enfocándose en mi.

- ¿Qué harás con el director Tignini? - Le pregunté sin dar rodeos.

Mi padre masajeó su sien y apartó los documentos más cercanos.

- Tenía en mente un gran futuro para él, pero acaba de arruinarlo todo. Lastimar al heredero de un conglomerado multinacional en las instalaciones de mi empresa, fue una torpeza monumental. - Se quejó mi padre.

- ¡Saran, también lo golpeó! - Le recordé.

El hombre detrás del escritorio, me lanzó una petra mirada asesina.

- ¡Saran solo estaba defendiendo al joven Uareksit! Es un héroe y parece que ha obtenido su recompensa.

- ¿A qué te refieres? - le pregunté sin comprender.

- He hablado hoy con su padre y me dijo que Saran y el joven Uareksit se fueron de viaje juntos.

- ¿Viaje? ¿Juntos? A penas se conocieron ayer.

Mi padre sonrió mientras perdía su vista en la ventana que bañaba la oficina con una luz muy tenue.

- Lo sé, Zee. Aún no puedo creer que el niño que vi crecer junto a ti, haya encontrado al amor de su vida. Tal vez tendremos un nietecito para el próximo año. Estoy tan feliz por él.

Miré a mi padre manteniendo la misma expresión de confusión.

- Padre, Saran arruinó la vida del director Tignini. ¿No lo crees?

El presidente me ignoró y sostuvo:

- Saran pidió la cabeza del Director Tignini, desea su despido inmediato y también realizará una denuncia por agresiones contra el joven Uareksit. Está furioso.

- ¿Hablaste con él?

- Me mandó un mensaje.

- El director Tignini puso a tu consideración su permanencia en la empresa. - le recordé.

CORONA DE SANGRE (Parte 2: "Con Alfa")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora