3. Un ser especial.

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La señorita Yvonne Le Carré era un espécimen único en su clase y había hecho de su cuerpo un negocio muy próspero. Su importancia en el mundo de las transacciones sexuales era equivalente al de un presidente en una nación.

Muy pocas personas en el mundo podía pagar el precio de su compañía y no era para menos, Yvonne era una omega exquisitamente bella, pero con un don particular: su fragancia afrodisíaca.

Había oído todo tipo de historias acerca de ello, alfas que perdían la razón, omegas que aumentaban su fertilidad al compartir algunos minutos con ella, pero no creía en todas esas leyendas urbanas. Un hombre de negocios como yo, solo buscaba cumplir objetivos y el mío era imprescindible para mi propia supervivencia.

Contactar con Yvonne no fue tan fácil como creí en un principio, pero fui paciente porque la meta a alcanzar lo valía.



- ¿Hablo con la señorita Le Carré? - pregunté al teléfono.

- Soy su asistente - me respondió una voz seca - ¿Qué desea, señor...?

La persona al otro lado de la línea, dejó en suspenso esa pregunta a la espera de mi presentación.

- Puede llamarme como desee, mi nombre no es importante. - Le aseguré.

- En ese caso, lo llamaré señor Estúpido.

Me agradó su falta de condescendencia y también me sorprendió que la señorita Le Carré, pudiera darse el lujo de tener una asistente grosera con sus potenciales clientes. La actitud de la empleada solo me aseguró que su jefa no solo era costosa, sino que también muy capaz.

- ¿Consideraría cambiar de trabajo? Necesito asistente.

- Agradezco la oferta, señor, pero estoy muy contenta con mi trabajo actual.

- ¿Y tus padres están tan contentos como tú? - pregunté.

La asistente hizo un silencio no tan pronunciado y me respondió de la siguiente manera:

- Lo agentaré como señor Prejuicioso. ¿En qué fecha quiere su cita?

- ¿Puedo elegir? - pregunté intrigado.

- No, pero por su acento deduzco su país de procedencia. La señorita Le Carré hará una escala en ese continente, permanecerá allí unos tres días. ¿Quiere una cita o no?

Temí que una oportunidad como esa no volviera a repetirse, por lo que sin preguntar aranceles, tiempo, lugar o día, acepté.

- La quiero. envíeme todos los detalles y le reitero mi oferta laboral.

- Espero disfrute del servicio prestado.


***


Mi encuentro con la señorita Yvonne fue pactado con dos meses de anticipación y después de tanta espera la fecha finalmente llegó.

Estaba preparando mi valija, organizando mi itinerario de viaje cuando desde la recepción del hotel, me informaron que alguien preguntaba por mí.

Recibí a mi amigo en la sala, aun tenía cuatro horas para llegar al aeropuerto.

- ¿Qué quieres, Saran? - le pregunté mientras intentaba recordar en qué lugar había dejado mi pasaporte.

- Zee, necesito hablar contigo.

CORONA DE SANGRE (Parte 2: "Con Alfa")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora