8. Detrás del Arca perdida.

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Regresé a la casa del bosque ese mismo día y permanecí allí durante tres días más.

Mi madre, preocupada, insistió en hablar conmigo pero durante todo ese tiempo, no omití ningún sonido. Me encontraba apagado, descompuesto, sin saber si era una vela consumida o una linterna apagada, porque mientras que la situación de una vela consumida es irremediable, una linterna aún puede encenderse si se le cambian las baterías.

La pregunta: ¿Por qué a mí? Me persiguió durante todo ese tiempo, recostado en la habitación que mi madre había preparado para mí, tomé mi teléfono y busqué una foto.

Escribí su nombre letra por letra, lentamente casi como si pronunciara una máxima sagrada o recitara alguna vieja escritura santa. Millones de imágenes suyas ocuparon la pantalla. Me incorporé de la cama y elegí una al azar.

Era una foto casual, en ella el joven Perdpiriyawong French sonreía a la cámara. Tenía una bella sonrisa y sus risueños ojos era tan brillantes como el sol. En la imagen, vestía un traje gris que hacía deslucir su hermoso rostro, pero que se ceñía con perfección a su esbelta y delicada figura.

Sonreí... esa criatura era perfecta.

Tal vez, el joven Perdpiriyawong French tenía una vida intrinca, pero sus atributos no eran nada despreciables. Como único heredero de dos médicos superdotados, el joven Perdpiriyawong French había sido bendecido con la misma brillantez e inteligencia que sus padres. El patrimonio familiar era uno de los más cuantiosos del mundo, gracias al invento de los padres, patrimonio que había costeado una educación e instrucción muy superior para el joven.

Salí de la habitación y me dirigí a la planta baja de la mansión en donde mis padres desayunaban.

- Hijo, ¿te sientes mejor? - saludó mi madre.

- Eso creo. - respondí sin dejar de ver más fotos.

- ¿Qué ves? - preguntó mi padre asomando su cabeza a la pantalla del teléfono.

Rápidamente escondí el móvil. Aún no podía revelar mi descubrimiento, ni siquiera estaba seguro de que fuera NuNew Chawarin Perdpiriyawong French, la persona a la estaba buscando.

Tomé asiento en una de las sillas, mientras escuchaba como mi madre se encargaba de ordenar a uno de los empleados que preparara mi café.

- ¿Recuerdan esa subasta de antifaces? - les pregunté tibiamente.

Ambos giraron la cabeza súbitamente hacia mí.

- ¿Aquella honorable celebración que arruinaste? - preguntó mi padre.

- La misma - insistí.

- La recuerdo... - agregó mi madre. - ¿Por qué preguntas por ella después de tanto tiempo?

No sabía porque las manos me traspiraban tanto.

- Creo que el joven Perdpiriyawong French estaba esa noche allí. - solté.

- ¿El joven Perdpiriyawong French? ¿De verdad estuvo allí? - se lamentó mi madre.- Es una verdadera pena que no haya podido conocerlo. Es un joven tan noble y adorable.

Mis ojos brillaron al escuchar la opinión de mi madre, no había duda que ella sabía de la calidad que destilaba la familia Perdpiriyawong French.

- ¿Verdad que lo es?- seguí sintiéndome por primera vez en mucho tiempo dichoso.

- ¡Oh! El joven Perdpiriyawong French es muy solidario. Organiza eventos para que numerosas empresas financien causas sociales. Tiene un rol muy activo en el entramado social, además es un médico muy reconocido. Ha heredado el talento de sus padres.

CORONA DE SANGRE (Parte 2: "Con Alfa")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora